Siguiendo con la nueva serie de artículos sobre todo lo que hay que hacer Después de Escribir un Libro, hoy vengo a hablaros de la segunda parte de la Estética Interna de vuestro libro: La edición. Entendiendo como edición todas aquellas tareas que hay que realizar sobre el texto y su forma antes de poder considerar vuestra obra como terminada.
En definitiva, todas aquellas correcciones a las que hay que someter a un texto antes de que alguien que no seáis vosotros o vuestros lectores cero vaya a leerlo.
Pero antes, para todos aquellos que no hayáis leído los cinco artículos que preceden a este, y para facilitaros el acceso a ellos, os dejo aquí con los enlaces y un ultra resumen de su contenido.
- Cómo escribir un libro #1 – ¿Qué hacer antes de empezar a escribir? Idea, trama, planificación, puntos de inflexión y personajes.
- Cómo escribir un libro #2 – ¿Qué hacer durante la escritura? Escribiendo, planificación periódica, revisión de estructura, borrador y revisiones.
- Cómo escribir un libro #3 – ¿Qué habrá que hacer después de escribir?
- Después de escribir un libro #1 – Cómo crear un buen título
- Después de escribir un libro #2 – Cómo diseñar una buena portada
- Después de escribir un libro #3 – La estructura de vuestra novela
Así que hoy, para terminar con el capítulo sobre la estética interna de un libro, voy a hablaros sobre su edición.
Después de escribir un libro
Muchas son las cosas que un escritor novel desconoce acerca del proceso previo a la publicación de un libro. El fallo más común es pensar que un escritor escribe. Error. Un escritor debe hacer muchísimas cosas además de escribir: pensar en su historia, planificarla, revisarla, ordenarla, corregirla, maquetarla… Así que, después de escribirla, aun tiene las últimas 6 fases por delante.
En este artículo tenéis un resumen de cada una de esas 6 fases extra, pero aquí os dejo la simplificación de los tres bloques que conllevan:
Para terminar con el segundo punto, la parte estética interna, hoy quiero hablaros sobre la edición de vuestro libro.
La Edición
Su nombre, edición, ya empieza a asustar un poco, ¿verdad? El problema que tiene es que, automáticamente, todos relacionamos edición con editor y editorial, y el camino nos empieza a parecer largo y fuera de nuestro control. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Un escritor puede realizar casi todas las fases de la edición por su cuenta.
Con la ayuda de sus lectores cero y su propio trabajo y paciencia, un escritor puede llegar al final del camino él solito. Aunque, como veréis un poco más adelante, no es recomendable que lo haga todo él sólo. La ayuda de los profesionales de la edición es siempre bienvenida, aunque no siempre podamos permitirnos el lujo de contar con ellos.
Pero, yendo directos al grano, la edición (según la entiendo yo) se puede resumir en cuatro partes:
- Corrección ortográfica
- Corrección de estilo
- Corrección de estructura
- Maquetación
Os voy a hablar de las tres primeras y os mencionaré brevemente en qué consiste la cuarta (muy importante también). La razón de esto es que yo no me veo capacitado para opinar sobre la maquetación, por lo que, en este punto, es más que posible que necesitéis ayuda externa a vosotros mismos.
Corrección Ortográfica
Si hay algo que queda terriblemente mal en un texto escrito por un escritor profesional son las faltas de ortografía. No sé vosotros, pero yo tolero un número muy limitado de faltas de ortografía graves en un libro. Si se supera ese umbral, o mejor dicho, si soy consciente de que se supera, el autor cae infinitas posiciones en mi ranking de libros para leer.
Por muy cuidadosos que seamos habitualmente, siempre se nos va a colar alguna que otra falta de ortografía en nuestro primer borrador (y en el segundo, y el tercero…). Ya sea por descuido, por error tipográfico o por fallo del auto-corrector del ordenador, es estrictamente necesario que revisemos nuestro texto en detalle.
¿Quién lo puede hacer?
Esto es una labor que puede y debe hacerla el propio escritor, sin embargo, siempre será más robusta una corrección si damos a leer nuestro manuscrito a un grupo reducido de lectores (esos llamados lectores cero) que se encarguen de hacer una revisión sobre nuestra propia corrección.
Sin embargo, antes de enviarles ese texto, es conveniente destacar otros dos aspectos importantes de nuestra corrección ortográfica.
Correcciones Tipográficas
Además de los errores de ortografía, tenemos que prestar gran atención a los errores propios de la escritura a máquina: dobles espacios, separaciones entre párrafos/líneas, signos de exclamación e interrogación siempre dobles (¿? Y ¡!).
También hay que tener cuidado con la utilización de negritas, cursivas, (paréntesis), «comillas», y todo tipo de guiones. Cada uno tiene su función, y es necesario ejecutarla correctamente.
Incluso tenemos que asegurarnos de que utilizamos el mismo tipo de letra en todo el documento, el mismo tamaño, tipo de párrafo… Son cosas que damos por supuestas, pero que muchas veces al copiar, pegar o modificar se nos alteran. Aunque hay programas que te facilitan esta tarea, como es el que utilizo yo: Scrivener, al que dedicaré una entrada muy extensa en un futuro no muy lejano. Baste decir que con Scrivener no damos formato al texto mientras escribimos, sino que le asignamos ese formato al imprimir el documento en su formato definitivo (por ejemplo para Word .doc, .docx, pero también .pdf, .epub, .mobi, .rtf, …).
¿Quién lo puede hacer?
Junto con la ortográfica, es una labor que puede hacer el propio escritor. Aunque, al igual que antes, los lectores cero siempre ayudarán a encontrar fallos que se nos puedan haber pasado.
Corrección Gramatical
Es una corrección un poco redundante. Si ya estamos dedicando nuestra atención plena a buscar fallos en cada palabra, seguro que también seremos capaces de ver los errores que haya en la relación entre esas palabras.
Solo la menciono para que seamos conscientes de que existe, aunque lo normal es que junto con las dos anteriores lo natural sea que ejecutemos esta.
¿Qué buscamos? Concordancia en géneros, en plurales y singulares, entre sujetos y predicados… Incluso fallos en los nombres de las personas. Esto pasa sobre todo cuando, a mitad o al final de un texto, hemos decidido modificar el nombre de alguien.
Y también esos errores que solemos cometer al utilizar un ordenador: cortar y pegar un 95% de un párrafo, dejándonos ese 5% necesario para comprenderlo. Si, confieso que soy muy propenso a hacer esto cuando corrijo mis propios textos…
¿Quién lo puede hacer?
El autor y sus lectores cero.
Corrección de Estilo
Aunque el estilo es algo tan particular, sí que hay cosas que deberemos tener en cuenta antes de considerar un manuscrito como terminado.
No voy a hablar de las imposiciones del estilo que pueda tener una editorial en concreto, o un tipo de público determinado. Obviamente si la editorial quiere algo, y tú quieres publicar con ellos… tendrás que plegarte a sus deseos. De igual modo, si tu público es un segmento de la población determinado (por ejemplo, un cuento para niños), tu estilo deberá adecuarse a ese segmento.
Pero sí que hay cosas de estilo que es conveniente revisar:
- La utilización constante del mismo inicio de párrafo/capítulo/frase.
- Una redundancia excesiva en nuestro vocabulario. La riqueza del español está en la cantidad de palabras que sirven para decir lo mismo.
- El abuso de palabras baúl. Vamos, utilizar palabras genéricas que podrían ser sustituidas por otras mucho más concretas y detalladas. El típico cosa, hacer, tener, bueno, malo, … Un buen diccionario de sinónimos junto con nuestro conocimiento de la lengua debería bastar para solucionar esto.
- Frases demasiado simples o demasiado complejas. Salvo que sirva a un propósito concreto, como caracterizar a un personaje como pedante, callado, …
¿Quién lo puede hacer?
Hay quien recomienda que un lingüista, un filólogo o un especialista. Yo soy de la opinión de que uno mismo debe ser capaz de hacerlo. Es complicado, porque nos sabemos el texto de memoria y tendemos a saltar demasiado deprisa sobre las palabras, pero como escritores tenemos que ser capaces de prestar atención a estos detalles.
Y, por supuesto, también nos puede ayudar un lector cero especialmente crítico y observador.
Corrección Estructural
En mi entrada anterior (aquí) hablé sobre la revisión de la estructura que todo escritor está obligado a hacer. Esta es una revisión que deberíamos hacer antes de empezar a escribir. Sin embargo, también es algo que deberemos comprobar al terminar nuestro primer borrador.
Entonces, ¿por qué la incluyo aquí? Porque un lector externo a nosotros es la mejor manera de saber si la trama fluye adecuadamente.
Nosotros conocemos a los protagonistas en persona, hemos vivido con ellos y conocemos hasta sus pensamientos y sentimientos más profundos. Para nosotros sus acciones son lógicas, obvias y, en definitiva, lo que tienen que ser. Por eso necesitamos una mente limpia y externa a nuestro nuevo mundo para analizar de manera objetiva si la acción transcurre de manera lógica, fácil y comprensible.
¿Quién debe hacer esta corrección?
Sin lugar a dudas tiene que ser alguien externo al escritor. Es más, debería ser alguien que no sepa nada de vuestra historia. Por lo que vuestras pobres mujeres/maridos/hijos/padres/amigos que han sufrido las penurias de vuestra historia con vosotros… es bastante posible que no sean la mejor de las opciones.
Mi consejo es que os guardéis unos pocos lectores cero de confianza para una lectura a ciegas de toda la trama. Serán los que mejor os ayuden en este tema.
Maquetación
Imprimir un libro no es algo tan sencillo como darle al botón de print de nuestro ordenador. Es necesario que cada página individual (y hablo de la página impresa) tenga un aspecto limpio y profesional. Para ello es necesario realizar una ardua labor de maquetación del texto, para que este tenga ese aspecto deseado.
Las sangrías, los espacios entre capítulos, los saltos de página impar para que ese capítulo empiece en una página par, la cantidad de caracteres que debe aparecer en cada linea (y cómo cortar las palabras, o no, para conseguirlo)…
Son muchísimos los detalles que conforman la maquetación de un libro. Y, ahora si, creo que es necesaria la ayuda de un profesional para hacerlo correctamente.
Si queréis aprender un poco más sobre este tema, yo he conseguido aprender lo poco que sé gracias a blogs como el que tiene Mariana Eguaras o Valentina Truneanu. Que además nos ofrecen un montón de información y servicios útiles sobre edición, autopublicación, etc.
En mi caso
Pequé de confiado y me lancé a publicar una primera versión de La imaginación también muerde sin más revisión que la mía propia. Mi editorial en papel tardaba demasiado en enviarme las correcciones y decidí que, ya que ellos mismos habían dicho que no necesitaba mucho trabajo porque estaba bastante bien… yo mismo podría lanzarlo sin problemas.
Y todo fue bien hasta que, unas semanas después, me llegaron las correcciones.
Es un orgullo que no fueran muchas, ni demasiado graves (salvo una b por una v que se me escapó), pero sí que deslucían en gran medida el contenido final. Aunque ya he aprendido que no puedo fiarme de mi revisión para corregir las tildes diacríticas…
Así que, mi consejo es…. el corrector es ESENCIAL y nadie debe renunciar a él.
Conclusión y recomendaciones
El trabajo de edición de un manuscrito es bastante largo y pesado. Hay que leer y releer el texto hasta tener la mayor seguridad posible de que todo en su interior es correcto. Siempre teniendo en mente que la perfección no existe.
No caigáis en la sobre-edición. Tenéis que tener un balance entre el tiempo que dedicáis a corregir y el resultado que obtenéis.
Siempre que alguien externo a vosotros os ayude, mantened un contacto estrecho con ellos. También corréis el riesgo de sobre-corregir vuestro texto si no debatís con vuestros posibles correctores el por qué de las cosas.
Y, por supuesto, si contáis con el apoyo de algún profesional de la edición (sea por relaciones personales o profesionales), pedidles ayuda y consejo. Al fin y al cabo, son ellos los que más saben sobre edición de textos.
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