Relato perteneciente a la antología La imaginación también muerde. Publicado en esta web por primera vez al completo.
La ley de los viajes en el tiempo
Aquella vieja teoría sin resolver seguía trayendo de cabeza a todos los matemáticos y físicos del planeta. Habían pasado casi quinientos años desde que el genio del siglo XX, Albert Einstein, anunciase al mundo su intención de crear una teoría que unificase las leyes fundamentales de la física. La famosa Teoría de Campo Unificada.
Sin embargo, a pesar de estar ya en el siglo XXIV, con los increíbles avances que ha hecho el ser humano en quinientos años, seguimos sin conseguir doblegarla.
Muchos colegas siguen empeñados en que los documentos que Einstein legó a la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1925 fueron más detallados que las copias que se hicieron públicas noventa años más tarde. Tienen razón.
Junto con el manuscrito original Einstein agregó una carta en la que solicitaba al rector la protección y custodia de un documento concreto. Una carta que él tenía entre manos desde niño, siendo como era el único descendiente vivo de aquel hombre recto.
[…] y si hubiera un Dios que velase por la armonía del Universo yo no hubiera debido de existir nunca. […] la teoría adjunta no solo explica eso, sino también todas las posibles maneras en las que el ser humano puede jugar con las leyes de la física […] no son unificables porque son no unívocas: son moldeables. Estuve equivocado muchos años al asumir su carácter axiomático […] la clave está en utilizarlas como variables, como soluciones de una ecuación mucho mayor: La Ecuación Universal. […] perdida la fe en mis congéneres apelo a su innata bondad para custodiar y velar porque solo se desvele la existencia de esta teoría cuando la humanidad esté preparada para ello. Si es que alguna vez llega a estarlo.
Recorte del periódico de Oslo, 10 de diciembre del año 2387
[…] Oliver Conroy, reputado matemático y físico teórico […] nacido en Birmingham, Reino Unido, hace 56 años, ha recibido el mayor galardón científico […] Se le hace entrega del premio Nobel de física por la contribución altruista y de incalculable valor que ha brindado a la humanidad. La solución propuesta como Teoría de Campo Unificada Definitiva ha revolucionado el mundo de la física tal y como lo conocíamos hasta ahora.
[…] una mente superior a la del reputado Albert Einstein. Él supo ver más allá de las barreras de la física, pero que no consiguió realizar su ópera prima.
Diario de Birmingham, 8 de mayo del año 2388
[..] loco para muchos, genio para algunos, el afamado Oliver Conroy se ha encerrado en su mansión de las afueras de Birmingham. Se dice que ha invertido la totalidad del premio que recibió el pasado 10 de diciembre en acondicionar el edificio para albergar uno de los mayores laboratorios personales jamás montados.
[…] nadie sabe a qué se dedica. Ha cortado toda relación con sus amigos y allegados y también con la comunidad científica.
[…] el mundo se pregunta entusiasmado qué gran experimento estará llevando a cabo allí dentro.
Diario personal del Doctor Conroy, 12 Julio 2388
Querido diario.
Por fin he conseguido estabilizar el generador cuántico. La energía suministrada al aparato es cien por cien estable. Mañana comenzaré con las pruebas para la creación de la singularidad.
Solo espero haber hecho bien todos los cálculos. Nadie sabe lo que estoy haciendo, pero si alguien se enterase de lo que he conseguido descubrir me tacharían de psicópata sin aprecio por la vida humana. No, no, no puede ser, soy un genio. Ningún ser humano hubiera concebido jamás que algo así pudiera llevarse a cabo. Es solo que… no saben ver más allá de los riesgos.
Son riesgos altos, sí, nunca nadie había generado una singularidad, mucho menos una de este tipo. Si el agujero no se estabiliza, o no consigo contenerlo, rasgaría el débil velo que protege la realidad en este universo.
No, no puedo pensar en el fracaso. Esto va a ser un éxito. Los cálculos son exactos y las simulaciones no registran ningún error superior a uno elevado a la menos dieciocho por ciento.
Diario personal del Doctor Conroy, 13 Julio 2388
Después de calibrar por millonésima vez todos los dispositivos he activado el generador de singularidades. ¡Ha sido increíble! Se mantiene estable y, tal y como predije, genera la energía suficiente como para autosustentarse durante una cantidad indefinida de tiempo. Las lecturas durante las primeras dos horas de apertura han sido alentadoras.
Lo único desconcertante es que, si no fuera porque sé que hay un agujero de gusano delante de mí, parece como si no hubiera activado nada. Lo único que hace notar que algo extraño sucede es el débil halo brillante que rodea la superficie de la singularidad. Sin embargo, al haberla construido como si de un portal a mi escala se tratase, la distancia entre los bordes es tan elevada que la luminosidad queda difuminada por las luces del laboratorio. Es al apagar dichas luces cuando se observa la majestuosidad de la convergencia entre dos puntos temporales, aunque solo sea una separación de unos pocos segundos.
Dicho en palabras vulgares para ti, mi futuro lector: he creado la primera máquina operativa para viajar en el tiempo.
Diario personal del Doctor Conroy, 14 Julio 2388
Hoy he realizado numerosos ajustes en las variables espaciotemporales del tensor de control. He almacenado en el ordenador central los parámetros exactos de acceso a los puntos temporales más importantes. Desde la época Jurásica hasta la aparición del Australopithecus.
También me he permitido el lujo de añadir el momento exacto en el que mi predecesor dictó su primera Teoría de la Relatividad junto con las coordenadas espaciales exactas.
Mañana será un gran día para la humanidad, aunque puede que no tanto para el espécimen J47. Sin embargo, la ciencia ha exigido grandes sacrificios desde antes del lanzamiento del primer ser vivo al espacio. Todos recordamos con afecto a Laika como la primera viajera al espacio, igual que todos recordarán al gato J47 como el primer viajero en el tiempo.
Diario personal del Doctor Conroy, 15 Julio 2388
Esto es vergonzoso. No, no solo vergonzoso, es inaudito, es… desesperante, frustrante, es…
El maldito gato ha atravesado el portal de lado a lado sin inmutarse en todas y cada una de las pruebas que he hecho. No sé qué puede estar pasando.
He repasado los cálculos, ajustes y mediciones una y otra vez. El sujeto ha atravesado la singularidad de lado a lado, pero parece que no ha llegado a cruzarla. Las lecturas de mis sistemas de medición externos al agujero registran, sin duda alguna, el acceso y la salida del animal. Por contra, los sistemas de medición de la superficie y las fluctuaciones de la singularidad muestran que nada ha cruzado por la barrera que la forma.
No me explico cómo ha sido esto posible. Espero que mañana haya mejores resultados o tendré que buscar otro sujeto de pruebas. El espécimen J47 ha sufrido una caída en uno de los viajes y se ha fracturado una pata.
Los sacrificios que debe hacer uno en pro de la ciencia son inconmensurables.
Diario personal del Doctor Conroy, 16 Julio 2388
¡Eureka! ¡Lo he conseguido! Aunque el sabor de esta victoria es amargo, pues solo he conseguido enviar al animal a un punto temporal anterior al nuestro en tan solo dos años. Sin embargo, tengo registrado, medido y documentado cómo un ser vivo ha atravesado con éxito una singularidad cuántica temporal y regresado al punto de origen sin sufrir ningún daño.
He habilitado la caseta del jardín como destino físico de mis pruebas y he instalado un sistema completo de medición allí. Ambos sistemas corroboran la existencia de una breve singularidad en el lugar. Lo único que no he podido concretar es el espacio de tiempo que ha invertido el animal en el pasado, pero ha debido ser el suficiente como para recuperarse de la fractura que sufría.
¡Cada día estoy más cerca de mi objetivo!
Diario personal del Doctor Conroy, 23 Agosto 2388
Mañana es el día. He dejado un informe completo de todas mis actividades preparado. Si no regreso, la primera persona que cruce el umbral de mi casa será obsequiada con el mayor conocimiento que jamás hubiéramos soñado en poseer.
Hemos dominado la tierra, las estrellas y a nosotros mismos. Ahora también somos los señores del tiempo. ¿No estamos entonces más próximos a los dioses que a un mero ser terrenal?
Además llevaré conmigo una copia completa del experimento, porque mi primera parada será el momento de mayor crecimiento y capacidad intelectual que he tenido en mi vida. Voy a hacerme el honor de ahorrarme treinta años de investigación, desprecio y sinsabores profesionales.
Voy a ser encumbrado a genio antes que ningún otro de mis predecesores y lo voy a hacer a lo grande.
Me lo he ganado.
Oxford University, 19 Septiembre 2356
Me despierto dolorido. No sé por qué, pero estoy tirado en el suelo de la biblioteca. La luz de mi ordenador de muñeca indica que son las tres de la madrugada.
Intento recordar qué es lo que me ha pasado. Me duelen las articulaciones, el cuello y noto que mi visión está borrosa. ¿He ingerido algo que no debía? No, llevo una estricta dieta para mantener mi mente lo más afilada posible.
Llego a mi habitación después de unos minutos. He tenido un sueño demasiado vívido mientras estudiaba. Algo relacionado con los viajes en el tiempo que no soy capaz de concretar. Entro en el baño a lavarme la cara.
—Oh Dios… —exclamo perdiendo el equilibrio—. ¿Qué me ha pasado?
El hombre que me devuelve la mirada desde el espejo está ajado y debe de tener más de cincuenta años.
Mansión Conroy, 23 Agosto 2388
«¿Cómo? ¿He atravesado el portal sin más?», pienso.
No consigo explicarme qué ha pasado. He repetido los cálculos, analizado las mediciones y repetido el proceso tantas veces que no sabría decir cuántos agujeros he creado y cruzado desde entonces. Todos sin éxito.
Me voy a acostar. Nada puede describir la desazón que me embarga.
Al salir del laboratorio, en el sótano, me sobresalto. Un joven me devuelve la mirada desde el fondo del hall de entrada.
¡Soy yo! El que me devuelve la mirada…, ¡soy yo! El espejo de cuerpo completo es el culpable de mi sobresalto, aunque también es el responsable de que no pueda tener duda alguna sobre lo que veo. ¡Soy yo con treinta años menos!
¿Cómo es posible? Yo…, nunca llegué al pasado, ¿cómo es que vuelvo a tener veintiséis años? Y, ¿cómo diablos albergo todos mis conocimientos pasados y futuros?
Dedico toda la noche a repasar las ecuaciones cuánticas. A mano. No quiero que intervenga ningún programa diseñado por algún patán estúpido que haya podido incluir cifras de redondeo inaceptables.
Haciendo caso de mi maestro me enfoco en los puntos de fractura en busca de una paradoja que pudiera explicar el suceso.
Me doy cuenta con horror de que ya sé cuál es la paradoja. Porque la única paradoja posible soy yo. La realidad no permite que yo mismo me encuentre dos veces en el mismo punto espaciotemporal. Sin embargo, ¡no soy el mismo! Somos dos yo diferentes. Aunque a simple vista mis huesos y mis órganos, puedan parecer los mismos, mis células se han regenerado un número elevado de veces, por lo que no son los mismos. Y mi intelecto y mi memoria también son diferentes. Mi yo es diferente. ¿Por qué no podemos coexistir? ¡El gato lo hizo!
Espera… ¿la pata del gato se curó? ¿O acaso volvió el gato joven en vez del gato viejo y roto? Aunque, hace dos años no conocía a este gato. De hecho, me costó adiestrarlo, y el gato que volvió estaba totalmente adiestrado.
No obstante, hay que asumir el hecho de que aquí estoy yo con un cuerpo treinta años más joven. Eso corrobora la existencia de una paradoja. No puede haber dos seres idénticos en el mismo punto del espaciotiempo.
Pero… si eso fuera cierto… ¿por qué ha cruzado mi cuerpo y no mi intelecto?
Está claro que se me escapa algo. He contemplado todas las ecuaciones de transferencia física y de gestión y control de la materia pero…, ¿y si lo que determinase la unicidad del ser que cruza el umbral no fuera algo meramente físico? ¿Y si las ecuaciones no están contemplando todas las características que componen la vida? Porque, ¿qué es la vida? ¿Acaso es solo un conjunto de moléculas que conforman unas células que respiran y realizan acciones de supervivencia vitales? ¿Y si la vida es algo más? ¿Y si no solo estamos formados por partículas físicas?
La respuesta a esas preguntas parece estar en otra pregunta: ¿por qué mi mente se ha quedado anclada en el presente? Mi mente está formada por los impulsos que generan las células que la componen. Los impulsos eléctricos son cuantificables y extrapolables a las ecuaciones que he utilizado. ¿Por qué no han cruzado también?
Encontrar la solución es tan sencillo como demoledor: no lo ha hecho porque no se rige por los mismos principios físicos. Mi mente no ha atravesado la singularidad porque la física no controla la mente. Puede que un impulso eléctrico sea algo físico, pero la generación de ese impulso concreto no lo es.
Y contra eso no tengo ninguna teoría ni herramienta. Sea una consciencia externa a la física, un alma o un patrón aleatorio de generación de impulsos; no tengo control sobre ella. No sé qué es ni de qué se compone. Y lo peor de todo es que no puedo cuantificarla ni extrapolarla a ningún modelo conocido. Ni siquiera puedo inventarme un modelo para ella. Porque no sé qué es.
Rompo a llorar. No por la magnitud del descubrimiento. Mi alma, si es que tengo, me importa tan poco como la vida del espécimen J47. No, lloro porque he dejado a mi yo universitario con un cuerpo que no le pertenece. Lloro porque me he robado la juventud a mí mismo.
Albert tenía razón, la humanidad no está preparada. Yo no estoy preparado.
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