Hace tiempo que no hablo sobre ciencia ficción creíble, así que voy a romper esta racha de sequía hablando de algo que me encanta: el teletransporte.
Es un tema apasionante que puedes ver y leer en casi cualquier obra de ciencia ficción que encuentres en tu biblio-filmoteca. Aunque, como verás más adelante, casi nada de lo que has visto o leído tiene algo que ver con la realidad.
Ya sabes que esta serie de tecnologías de ciencia ficción tiene como objetivo ayudarte a enriquecer los términos y conceptos técnicos que necesitas para lograr cierta verosimilitud en la ciencia ficción que escribes. Porque el 95% de escribir ciencia ficción es parecer que sabes de lo que hablas, no saberlo en realidad.
¿Qué es el teletransporte?
La definición más genérica que podríamos dar es que el teletransporte consiste en trasladar algo entre dos puntos en el espacio de manera instantánea sin que ese algo tenga que recorrer el camino que los separa. Una tecnología con la que todos soñamos cada vez que salimos de fiesta y toca volver a casa.
El teletransporte consiste en trasladar algo* entre dos puntos en el espacio de manera instantánea, sin que ese algo tenga que recorrer el camino que los separa.*
Y cuando digo instantáneo, no me refiero a aparentemente instantáneo. Un viaje supralumínico, una onda que viaja a la velocidad de la luz…, o cualquier otra cosa que a ti te parezca del tipo «pulso un botón y se ejecuta de manera inmediata», no es teletransporte. Será rápido, pero no instantáneo.
Sí, la luz viaja a una velocidad alucinante. Pero, como te acabo de decir, la luz viaja. Y al viajar está haciendo el recorrido entero entre los puntos A y B. Nosotros lo que queremos ahora es saltarnos el recorrido completo.
El teletransporte en la ciencia
¿Existe la posibilidad de teletransportar algo a día de hoy? La respuesta es sí. De hecho, este verano (después de que escribiera la versión original de este artículo sobre el teletransporte) China lanzó al espacio el primer satélite de comunicación cuántica.
Sin embargo, no creo que te guste el detalle concreto de la respuesta. Porque, si bien es cierto que el teletransporte real ofrece unas posibilidades muy interesantes para otro tipo de tecnologías, no nos proporciona una base tangible para hacer que el señor Spock use el teletransporte de la Enterprise para viajar a donde le venga en gana.
El teletransporte cuántico
Como te decía, la ciencia ha demostrado que existe algo que técnicamente cumple con la definición para el teletransporte que te he dado más arriba. Este tipo de teletransporte se aprovecha de un efecto conocido como efecto de entrelazamiento cuántico. Para variar, es una propiedad predicha por nuestro querido Einstein, aunque él lo llamó fantasmagórica reacción a distancia. Un término con menos glamour que el teletransporte.
O no, quién sabe ;-).
Este efecto, que puedes leer en detalle aquí consiste en aprovecharse de esa relación de entrelazamiento entre dos partículas (en este caso, dos fotones).
Si generas ese par de partículas entrelazadas, podrías llevar cada una a un extremo del universo y ambas se comportarían de la misma manera. Es decir: si haces algo que afecte a la partícula A, la partícula B se verá afectada de la misma manera. El teletransporte de sus estados es posible, y te serviría para comunicarte sin problemas de un lado a otro.
Sin embargo, hay una pequeña pega en esto de separar y alterar las partículas. Porque, como buenas partículas con comportamiento cuántico, esas alteraciones serán aleatorias.
La viñeta que te pongo aquí, sacada del artículo que te enlazaba antes, tiene esta explicación:
Supongamos que en la viñeta Bob quiere pedirle matrimonio a Alicia, pero no quiere que nadie más conozca la respuesta. Bob comienza por crear un par de fotones entrelazados: se guarda uno en una «caja» y envía el otro a Alicia. Alicia coge ese segundo fotón y lo pone en contacto con otro fotón o un átomo donde ha guardado la respuesta (0 para no y 1 para sí). Al hacer interactuar esas dos partículas ocurre que instantáneamente tanto el fotón de Alicia como el de Bob cambian de forma aleatoria. El fotón de Alicia contendrá un valor aleatorio, digamos 0 ó 1, y el de Bob contendrá otro valor aleatorio, también 0 ó 1. Si Alicia envía sus valores a Bob, éste podrá combinarlos con su valor para obtener la respuesta, «sí» o «no».
Es decir:
- El estado de cada fotón se altera de manera inmediata.
- Pero el extremo que no ha alterado su fotón (Bob), no tiene ni idea de la información que contiene hasta que el otro extremo (Alicia) le dice cómo ha alterado su pareja.
Ventajas
El teletransporte cuántico real permite, por tanto, transmitir información entre un punto y otro. Además, esta información estará codificada de manera perfecta: por mucho que alguien intercepte el mensaje de cómo Alicia ha alterado su pareja, no tendrá ni idea de lo que dice mientras no tenga acceso al segundo fotón.
Esto quiere decir que los comunicadores cuánticos que has podido ver en algunas historias de ciencia ficción pueden ser reales.
Ni qué decir tiene, que los chinos han lanzado ese satélite para conseguir un sistema de comunicación perfectamente blindado.
Sin embargo…
Desventajas
¿Es factible el teletransporte de objetos? Lo sería si:
- Pudiéramos extraer la información que define a ese objeto.
- Pudiéramos reconstruir el objeto a partir de esa información.
No podemos transmitir materia, pero sí podemos transmitir la información que define a la materia.
El caso es que, aunque nos inventásemos una impresora de materia, el punto #1 es casi irrealizable. ¿Por qué?
¿Recuerdas eso del principio de incertidumbre de Heisenberg? No puedes conocer la posición y la energía de una partícula al mismo tiempo. Si conoces una, desconoces la otra. ¿Así cómo pretendes obtener la información que define a ese objeto?
La realidad es que el teletransporte de información es factible, pero el teletransporte físico es imposible.
Es más, aunque fuera posible… ¿qué pasaría si existe un error en la información que transmites/recibes o en la reconstrucción del objeto? A mí eso de que me reconstruyan sin un brazo, una pierna… o algo peor… no me atrae.
El teletransporte en la ficción
El problema de no tener una ciencia que apoye el teletransporte es una gran ventaja para ti, escritor de ciencia ficción. Porque si la ciencia no puede, pero el público acepta que el teletransporte es factible, tú puedes inventarte lo que te venga en gana para apoyar tu teletransporte.
Sin embargo, a día de hoy solo existen un puñado de opciones tácitamente aceptadas para ejecutar el teletransporte.
Singularidades
A decir verdad, creo que solo existe una forma de teletransporte válida (dos, si aceptas la última que te voy a contar) en la ciencia ficción que podemos ver y leer: los agujeros de gusano.
Te lo contaba en la primera entrega de esta serie de cómo escribir ciencia ficción creíble: el viaje espacial: para poder mover algo entre dos puntos más rápido que la luz deberías ser capaz de crear y estabilizar una singularidad. Un Stargate en toda regla.
Seguirás teniendo el problema de que, en teoría, no puedes abrir y estabilizar una singularidad. Más aún cuando, a priori, no debería existir.
Pero por lo menos tienes en tus manos un concepto que la sociedad da por bueno aunque no lo sea: agujeros de gusano.
Portales
Otra opción sería aceptar que existen infinitos universos paralelos cuyas diferencias relativas son infinitesimales. Eso querría decir que en un número infinito de universos tú estás sentado ahora mismo leyendo mi artículo, y podrías transportarte a cualquiera de ellos sin notar la diferencia.
Así que, asumiendo ese hecho tan posible o imposible, podrías crear una rasgadura para salir de nuestro universo e ir al universo de destino. Al punto que tú quieras.
¿Por qué al que tú quieras y no a aquel en el que estás? Porque, como dice John Scalzi en La vieja guardia, una vez que has conseguido romper el velo de la realidad… ¿qué dificultad entraña elegir el punto de destino?
Eso sí, estarías abandonando tu universo para ir a otro diferente… ¿quién te asegura que vayas a llegar sano y salvo? ¿Quién te asegura que vaya a ser un universo de los considerados similares al tuyo?
Impresoras de carne
Antes te he dicho que el teletransporte cuántico tiene dos problemas: conseguir extraer toda la información y generar el objeto.
Si damos por hecho que somos capaces de obtener la información (porque, recuerda, escribes ciencia ficción, no tratados de ciencia, y nadie tiene por qué cuestionarse que el efecto cuántico de la materia hace imposible tal cosa), solo tendrías que inventarte un sistema de impresión orgánica para generar a quien quieras en el destino.
El teletransporte de esta forma es el que usa Dan Simmons en su saga Ilión, y él ya te habla de uno de los grandes problemas que entraña este sistema: cuando uses el teletransporte, no serás tú quien llegue al destino. Será una reconstrucción tuya la que lo haga.
Y no se tú, pero a mí me da mal rollo eso de ver desintegrado mi cuerpo actual para pasar a vivir en un cuerpo reconstruido en el destino.
Es más, y aquí tienes material para rato: ¿qué pasaría si no necesitasen desintegrar tu cuerpo en el origen para poder enviarlo? A priori, creo que sí necesitarías desintegrarlo para poder leer todos los estados cuánticos de la materia que te compone pero… ¿y si no fuera así?
Proyecciones
Una solución intermedia, sería decidir que el cerebro humano evoluciona de una manera similar al entrelazamiento cuántico. Las conciencias están entrelazadas, y aquellos que son conscientes de ese hecho, pueden comunicarse con otras mentes.
Así que, aunque no pudieras teletransportarte de manera física, sí podrías comunicarte con cualquier persona dentro de tu red cuántica.
Un concepto muy interesante que podría llevarte a historias de lo más increíbles. Yo, de hecho, tengo esta idea dando vueltas por mi cabeza desde hace mucho tiempo…
En definitiva
El teletransporte, como has podido ver, no es posible tal y como lo concebimos los amantes de la ciencia ficción. No existe ninguna ciencia que sustente los sistemas de teletransporte que se usan en tus series, libros o películas favoritos.
Pero, como el teletransporte está tan extendido en nuestra cultura, tienes cierto margen de maniobra para desarrollar sistemas que lo permitan y que mantengan la confianza del lector en tus ideas.
Eso sí, si quieres dotar de verosimilitud a tu relato, y crees que el teletransporte no es algo esencial en tu historia, quizá sería mejor que no lo incluyeras. Cuanto más sabemos sobre mecánica cuántica y teletransporte, menos creíbles son esas historias.
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