La chica mecánica es uno de esos libros que, según mi experiencia, o te encanta o lo odias.
Es por eso que he tardado más de cuatro años en hacerme con una copia. Lo veía en cada uno de mis viajes a mis librerías favoritas, lo cogía la mitad de esos viajes y leía la sinopsis junto con alguna de sus primeras páginas.
Había algo en él que no terminaba de encajarme. ¿Una novela sobre una prostituta humana modificada genéticamente? No es que sea un tema que me llame la atención como para que me apetezca embarcarme en casi 600 páginas de aventura.
Lejos de ser cierto, La chica mecánica no trata de la chica mecánica.
Pero vayamos por partes.
La chica mecánica de Paolo Bacigalupi
Paolo Bacigalupi es uno de esos autores que, a pesar de tener 6 novelas a sus espaldas, es conocido solo por una de sus obras. O, mejor dicho, del que solo se conoce una de sus obras.
Y no es para menos.
La chica mecánica cosechó no uno, ni dos, ni tres premios de la literatura de ciencia ficción. La chica mecánica se ha hecho con todos los galardones que podía ganar: Nébula, Hugo, Locus, John W. Campbell, Compton Cook,…
Un palmarés que, aunque ya hemos aprendido que no tiene por qué significar nada, nos habla de la gran originalidad que tiene la chica mecánica.
Sin embargo, a pesar de la cantidad de éxitos cosechados por esta chica mecánica, no he vuelto a ver el nombre de Paolo Bacigalupi en otro libro de las estanterías que suelo frecuentar.
¿Será que el éxito de Paolo fue el de una vela al viento? No lo sé, aunque espero poder leer alguna de sus otras novelas para comprobarlo.
El libro: La chica mecánica
Como decía, La chica mecánica es uno de esos libros que no hace honor ni a su título. Aunque sí hace honor a su resumen.
Pero de lo que os quiero hablar antes de analizar el libro es de las críticas que vais a encontrar por internet. Muchas de ellas tachan a la chica mecánica de ciencia ficción dura, como si de un estigma se tratase.
Creo que es justo matizar que, si bien podría tratarse de un libro de ciencia ficción dura, su lectura no es para nada dura. Sí, es cierto que tiene muchos términos Tailandeses que no nos dirán nada (al principio) o nombres de frutas, enfermedades o sistemas energéticos que no conocemos. Pero esa es parte de la gracia que tiene este libro: mostrarnos el futuro visto por Paolo.
No creo que no saber lo que es un Ngaw, un Farang, la roya o la cibiscosis sea un problema para seguir este libro.
Los términos se explican por sí solos, el contexto nos pone en situación para entender casi cualquiera de ellos. Y aquellos que nunca llegamos a entender es porque ni siquiera es necesario que lo hagamos.
Leed la primera página. ¿Cuál es el problema de no entender lo que dice la campesina? El protagonista, Anderson, se encarga de que nos enteremos de qué va toda la situación.
A mi entender todas esas críticas llegan de gente con poca afición a leer novelas de ciencia ficción. En ellas es tan normal presentar nuevos conceptos como no explicarlos y dejar que sea el lector el que descubra qué son.
¡Menudo peñazo de libro de ciencia ficción sería aquel que explicase todos y cada uno de los nuevos términos según aparecen!
Sinopsis
Anderson Lake es uno de los pocos occidentales que ha obtenido permiso de trabajo y residencia en Tailandia.
Sin embargo, la fábrica que dirige es una tapadera: su misión es descubrir la reserva de semillas no modificadas de plantas desaparecidas hace muchos años en el resto del planeta, que misteriosamente se han conservado en el aislado reino asiático, y entregarla a la multinacional biotecnológica para la cual realmente trabaja.
Paolo Bacigalupi nos lleva al siglo XXII, un mundo donde el cambio climático ya se produjo, casi se han agotado el petróleo, el gas y el carbón, la tracción animal ha reemplazado los motores de combustión, la ingeniería genética se aplica en cultivos, animales e incluso humanos, y las multinacionales biotecnológicas controlan la principal fuente de alimentos: las semillas transgénicas.
Un mundo donde las personas han de recordar de nuevo qué las hace humanas.
Análisis
La chica mecánica es un libro del que no hay que esperar una gran trama. Y no lo digo como algo negativo.
Porque la chica mecánica es una novela que nos quiere mostrar un posible futuro escenario apocalíptico. Lo importante no son ni el quién, ni el qué sino el dónde.
Anderson, Emiko, Hock Seng o Jaidee son personajes importantes para mostrar la Tailandia del siglo XXII. Pero en sí mismos solo son cuatro elementos más del paisaje que nos pinta Paolo.
Dicho esto creo que queda claro que una novela de este estilo puede no ser del gusto de todos.
En mi caso particular no suelo tolerar las novelas que se centran en la M del cociente MIPA. El describir por describir un mundo me parece un ejercicio muy positivo para un escritor pero muy aburrido para un lector.
Entonces… ¿Por qué me he leído la chica mecánica? Porque Paolo consiguió atraparme sin remedio en ese vórtice de cosas por descubrir.
Me encanta el futuro que ha diseñado para nosotros. Sin combustibles fósiles, sin electricidad… del que solo se puede obtener energía al más pulo estilo medieval: con calorías quemadas por un ser vivo almacenadas en muelles percutores.
Un mundo en el que las modificaciones genéticas de los alimentos, hechas por las grandes corporaciones del planeta, evolucionan a la misma velocidad que lo hacen sus enfermedades y plagas asociadas. Para cada vacuna, pesticida o nueva semilla creada, la roya y la cibiscosis evolucionan siete veces.
No hay vacuna eterna ni efectiva, y el planeta está muriendo por culpa de esas modificaciones.
La originalidad de todas sus respuestas y reflexiones son la verdadera joya de esta novela.
Pero con este descubrimiento llega mi primer conflicto con la novela: ¿no se supone que trata de la chica mecánica? Es algo que me pregunté durante el 75% del libro.
Y es que, como decía, Paolo nos quiere mostrar un escenario. La chica mecánica es una excusa que llega tarde y con poca fuerza dentro de un argumento que necesita una excusa para dejar de extenderse.
Emiko es necesaria para que las cuatro o cinco historias paralelas confluyan en una única y Paolo pueda cortar su historia sin dejarnos con cara de pocos amigos.
Así que, si queréis deleitaros con un magnífico paisaje futurista (y un poquito deprimente) ubicado en Tailandia, este es vuestro libro.
Sin embargo, si buscáis personajes sorprendentes y tramas explosivas ni siquiera os planteéis en leerlo.
En resumen
La chica mecánica es un libro que merece considerarse un buen libro. No porque sea del gusto de todos, que no lo es, sino porque está redactado de un modo ameno y en el que la originalidad e imaginación del autor son las dos grandes esencias que tiene que ofrecernos.
Si os gustan las novelas descriptivas que mezclan algo de acción para hacer avanzar su historia, este libro es para vosotros.
Si os gusta descubrir nuevos mundos y ver nuevas perspectivas sobre cómo podría llegar a desarrollarse el futuro, también es para vosotros.
Si queréis una trama alucinante y llena de altibajos y explosiones… mejor que no os lo leáis.
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