Llevo semanas preparándome para escribir un post sobre inteligencias artificiales.
He leído artículos hasta saciarme, he refrescado mis conocimientos sobre programación de redes neuronales, he tomado apuntes, tengo el esquema de contenido que quería seguir…
¿Sabes qué?
Que hablando con un buen amigo sobre el tema y leyendo a Greg Egan y lo que otros opinan de él he descubierto que, en realidad, me apetece mucho más hablar sobre la realidad virtual.
Y dirás… ¡vaya relación tiene una cosa con la otra! Quizá ahora que todavía piensas solo en la realidad virtual que te anuncian en la tele para la playstation 4 no lo veas, pero cuando termines de leer este artículo entenderás la relación. Aunque tenga que matizar un par de cosas sobre qué tipos de realidad virtual entiendo que existen.
Aunque ya llegaré a eso.
El artículo de hoy tiene como objetivo (además de dejarme desvariar un poco sobre el tema) ayudarte a entender qué es la realidad virtual, todo lo que necesitas saber sobre ella, qué consideraciones debes tener en cuenta antes de lanzarte a escribir sobre ella y cómo puedes conseguirla. Así que, empecemos con la inmersión en el mundo de la realidad virtual. Eso sí, desde un punto de vista que no analiza por qué, para qué ni las implicaciones morales o éticas de hacerlo. Vamos, esto es un ejercicio de especulación teórica pura y dura.
¡Viva la ciencia ficción!
Qué es la realidad virtual
Con la llegada de los móviles de última generación, el increíble Oculus Rift y decenas de películas, series y libros sobre el tema creo que habrá pocas personas que no sepan lo que es. Sin embargo, siempre está bien partir de una definición inicial para luego complicar el tema.
Una definición algo básica de realidad virtual podría ser que: es un entorno informático que genera (en tiempo real) una representación ficticia y sintética de la realidad.
Vamos, que genera en el usuario la percepción de estar viviendo en un mundo diferente del nuestro (o no) aunque en realidad no esté allí. Es decir, que simulamos un entorno virtual y hacemos que alguien (o álguienes) crea (o perciba) que es real. O porque somos unos depravados cultivadores de mentes y queremos engañarles para que crean que están en un sitio que no es real. Pero eso ya depende de tu perturbada motivación.
El caso es que todo se basa en eso: copiar la realidad e insertarla en tu mente. Espera… ¿realidad virtual no sería también copiar tu mente e insertarla en una realidad? Porque… ¿qué es la realidad? Realidad es todo aquello que existe en el mundo real… Y real es algo que tiene existencia verdadera… y existencia es el hecho de existir… así que… si tu mente existe dentro de un sistema digital… ¿no seria real también ese entorno?
¡Maldita sea! ¿Cuántas realidades hay?
Que no cunda el pánico. Mi intención no es entrar en una discusión filosófica sobre qué es real. Para eso lo mejor sería que me invitases a tomar un par de cervezas. Mi verdadera intención es analizar esas dos opciones de realidad virtual y ver qué hace falta, cómo se pueden conseguir y por qué son (o no) viables.
Realidad virtual inmersiva
Entiendo la realidad virtual inmersiva como aquella en la que nuestro yo se sumerge dentro de un entorno virtual generado para nosotros. Es decir, nosotros nos mantenemos inamovibles, nuestra mente se mantiene fija y única y lo que utilizamos es algo que nos hace creer que estamos en otra realidad.
Hago esta distinción para poder hablar con libertad, más adelante, de aquellas realidades virtuales en las que nuestro yo se basa en una copia de nosotros mismos. No en nosotros per se.
Pero volvamos al tema. ¿Cómo podemos generar ese entorno en el que tú o yo podamos tener una percepción de realidad?
La respuesta fácil y corta sería la de utilizar un dispositivo (por ejemplo unas gafas de realidad virtual) para hacerlo. Pero la ciencia ficción se basa en especular, no en dar por hecho que lo que hay a día de hoy es lo único que podemos usar.
Así que repito la pregunta: ¿cómo crees que podríamos vivir dentro de una realidad virtual?
1. Realidad virtual mental
De manera ideal una realidad virtual sería aquella que simulase todos los aspectos que nosotros damos por reales. No solo lo que entra por nuestros ojos y oídos, sino también los olores, el tacto, el gusto, las sensaciones que nos producen todos esos estímulos, la conciencia de nuestro propio cuerpo, el equilibrio de ese cuerpo,…
O, lo que es lo mismo, sería una realidad virtual en la que nuestra mente cree que está existiendo de verdad. Una simulación que surge dentro de nosotros mismos y de la que nos fiamos firmemente. Idéntico a lo que sucede dentro de un sueño.
Matrix es el mejor ejemplo de una realidad virtual de este tipo. El Matrix en el que vive Neo es un sistema que se encarga de engañar a su cerebro para hacerle creer que la simulación en la que vive es real. Aunque no es el único ejemplo: Desafío Total y Sword Art Online también hacen algo parecido (aunque esta última cometa el error de centrarse en otras cosas y no en la potencia de una idea así de buena).
Ya, y entonces… ¿qué necesito yo para construir un entorno de realidad virtual como este?
A. Conocer el cerebro humano a la perfección
No basta con saber qué área del cerebro hace qué. Necesitas saber dónde se almacena la conciencia del yo y mapear con exactitud todas las conexiones neuronales que controlan tu mente. Al fin y al cabo, lo que quieres es poder alterar y simular todas ellas.
Y no me refiero a poner electrodos en ciertas partes del cerebro para hacer creer que alguien tiene frío, calor o que está asustado o contento. No, quieres conseguir cosas mucho más sutiles. Todos los microdetalles de los que ni siquiera ahora eres consciente que te rodean pero que, si te paras a pensarlos, eres capaz de percibir. Tu cuerpo, sonidos, olores, imágenes, pensamientos de fondo,…
Necesitarías un hardware capaz de hacer escáneres cognitivos, sistemas de análisis sensoriales,… necesitas inventarte un sistema increíblemente novedoso (aunque parece que ya hay gente trabajando en cosas similares) y potente para explicar cómo eres capaz de saberlo todo de un cerebro. Porque necesitas saberlo todo. Algo que, en vista de lo poco que sabemos de determinadas áreas y funciones específicas a día de hoy, ya hace poco factible este método.
¿Cómo sino vas a conseguir que esa recreación mental sienta pesadez de estómago o retortijones falsos?
B. Conexión directa con el cerebro
Después de conocer dónde se controla cada cosa y dónde se almacena qué… ahora necesitas comunicarte con él. No solo para lo más obvio (hacerle creer que está en otro sitio), sino para funciones más complejas como la de realizar un mapeo completo de él mismo.
Cada cerebro funcionará de una manera. Y cada cerebro evolucionará y creará nuevas conexiones neuronales segundo a segundo. Así que necesitas tener una conexión para realizar lecturas de cómo está ese cerebro constantemente.
¿Cómo?
A través de implantes, conexiones físicas tipo Matrix, cascos sensoriales o cualquier otro elemento físico capaz de comunicarse (en tu ficticia realidad) con un cerebro. Personalmente soy fan de las conexiones y los implantes. Que, básicamente, son algo que instalado directamente en la base de tu cerebro se comunicaría con él.
Sin embargo, también tienes que tener en cuenta que necesitas escribir (o cambiar el estado) de muchísimas neuronas al mismo tiempo. La lógica dicta que esas conexiones directas en un único punto del cerebro tendrían muy complicado (sino imposible) el poder excitar millones de neuronas de manera simultánea.
Pero oye, que esto es realidad virtual en la ciencia ficción. Algún elemento no coherente o realista podemos introducir.
C. Sistemas computacionales de potencia infinita
Necesitas un sistema computacional (no quiero llamarlo ordenador por lo vulgar y débil que suena comparado con lo que realmente necesitas) capaz de generar un entorno simulado de realidad virtual completo. Un entorno que, para ser lo más realista posible y convertir la sensación de realidad virtual en realidad, necesita controlar todos los parámetros posibles de manera independiente. El aire, el polvo, las hojas de un árbol, los animales, el resto de personajes virtuales del entorno (y no solo sus movimientos, sino sus comportamientos y acciones),…
Además de que también tiene que ser capaz de leer y procesar todo lo que hace el cerebro en cuestión, entenderlo, implantar en él lo que necesita e interactuar con él de manera constante.
Para conseguir algo así necesitarías procesadores capaces de realizar miles de millones de ciclos de cálculo por microsegundo; Yottabytes (10001000100010001000 gigabytes) de memoria física; un software capaz de manejar y mover todo eso y conexiones capaces de transportar todos esos datos.
Vamos, casi nada.
Y eso que estamos hablando de conectar un solo cerebro al sistema. Si quisieras tener una matriz de cerebros dentro de una misma simulación… la complejidad se eleva de manera exponencial. Pero oye, tendríamos la simulación de realidad virtual más realista del mundo.
Por lo menos el cerebro del sujeto se encargaría de hacer su parte del trabajo…
D. Sistemas de mantenimiento vital
No te olvides de que acabas de conectar un cuerpo/cerebro humano a una máquina que le hace creer que está en otro sitio. Si el cuerpo de tu sujeto se muere… ¿para qué has construido todo esto?
Así que necesitas tener a esa persona alimentada, hidratada y en un estado de salud más o menos aceptable para sea lo que sea que quieras hacer con él. Por lo menos su cerebro.
Porque, aunque dentro de la realidad virtual él esté más vivo que nunca, en el mundo real será un cuerpo en coma profundo.
2. Realidad virtual tecnológica
Ya que el conocimiento neuronal y la capacidad de interactuar directamente con el cerebro humano es algo tan complejo como poco ético, tenemos que buscar alternativas. La otra manera que podríamos utilizar para sumergir a alguien dentro de un entorno de realidad virtual sería engañando a sus sentidos.
Es lo que hacen los sistemas de realidad virtual que existen hoy en día. Dispositivos externos (gafas, guantes, trajes, auriculares, cámaras de inmersión sensorial como en Minority Report, Ready Player One) que tratan de convertir nuestro entorno en otro entorno diferente.
Toda la complejidad de mapear las conexiones neuronales de un cerebro es ahora irrelevante. Lo único que tienes que hacer es generar un entorno lo más realista posible y encontrar la manera de enviar esa información al sujeto en cuestión. Eso sí, con este método sería mucho más difícil engañarle y hacerle creer que la realidad es esa realidad virtual que has construido para él. Pero claro, ya ves que yo siempre intento engañar a los sujetos… quizá tu intención no sea tan macabra como la mía.
Pero si te paras a pensarlo bien eso de lo único que tienes que hacer es en realidad muy complejo. Un traje completo lleno de sensores puede imitar el efecto de los agentes externos a nosotros pero… ¿qué pasa con los internos? Movimiento, equilibrio, sentimientos, emociones, sensaciones viscerales,… replicar todo eso desde fuera de nuestro cuerpo y nuestra mente parece algo muy complicado de resolver.
Aunque, como te digo, yo parto de la base de que quiero copiar la realidad de manera lo más exacta posible.
Realidad virtual existencial
Te acabo de hablar de dos maneras de conseguir crear un entorno de realidad virtual utilizando un sujeto humano normal y corriente. Es decir: hasta ahora hemos creado una realidad y la hemos insertado en una mente humana.
¿Qué pasaría si quisiéramos hacer lo contrario? En vez de engañar a la mente, ¿por qué no la copiamos directamente y la cargamos dentro de nuestra simulación?
Ciudad Permutación, la saga de Pórtico, Tron (más o menos),… en todas ellas la realidad virtual consiste en un duplicado digital del cerebro humano y un volcado de esa información en un entorno de realidad virtual simulada.
En todas esas obras lo que consiguen es (salvando las disquisiciones teóricas y filosóficas que hace cada una) que ese sujeto perciba el entorno de manera mucho más real que con las simulaciones anteriores. Porque técnicamente vive dentro de él.
1. Ventajas
Con este sistema ya no tenemos que esforzarnos en engañar y forzar a una mente humana a creer en nuestra realidad virtual. Las posibilidades de que esa mente rechace la realidad virtual como real son mucho menores. Ahora tenemos una copia digitalizada de esa mente y podemos jugar con ella tanto como queramos. Es más, si nuestra simulación quiere omitir detalles tan insidiosos, aleatorios, absurdos y difíciles de definir como la sensación que tenemos en la nuca de que alguien nos está mirando… ¿por qué no la eliminamos? Teniendo poder omnisciente sobre ese cerebro ya no nos debería costar nada eliminar todas las funciones que nos causen cualquier molestia. Incluida la capacidad de cuestionar si la simulación es real o no.
Porque ahora podemos definirle a esa conciencia qué es real y qué no. Si queremos eliminar todas sus inhibiciones, hacerle creer que los perros son más inteligentes que nosotros y dominan el mundo o cualquier otra cosa… solo tenemos que programarlo en nuestra realidad virtual y cargar su mente definiéndole esos parámetros como axiomáticos.
Además, el sujeto original (el humano, el físico) podría seguir su curso sin siquiera enterarse de que todo esto ha sucedido. ¿Quieres hacer un experimento sociológico cuya ética es totalmente despreciable? ¿Quieres crear un mundo en el que se desarrolla una tercera guerra mundial y saber cómo reaccionaría la humanidad? Basta con que cargues suficientes mentes en el sistema y les generes un entorno en el que puedan jugar a matarse.
Aunque debes de tener muy en cuenta que jugar a matarse es un término para aquellos que viéramos la simulación desde fuera y entendiéramos que es una realidad virtual. Para todos los que estén dentro la muerte, el asesinato, el odio y la guerra serán cosas muy reales.
2. Desventajas
Al igual que en el caso (1.1) de sistemas de realidad virtual inmersiva (mentales) necesitamos el conocimiento, la potencia y los equipos necesarios para comprender e interactuar con un cerebro humano. Tendremos que ser capaces de tener máquinas que generen entornos de realidad virtual todo lo exactos que queramos. Aunque en este punto sí que podríamos reducir los requisitos tecnológicos a costa de incrementar los conocimientos teóricos sobre el cerebro. Al fin y al cabo para eliminar funciones básicas y elementales inherentes a nuestro cerebro… necesitamos saber dónde están, cómo funcionan, con qué interactúan… y qué implicaciones tendrá quitarlas.
Sin embargo, todos esos recursos, por muchas reducciones que hagamos, ahora serán muchísimo más extensos que antes.
Porque ahora tenemos que duplicar el funcionamiento exacto de un cerebro humano en esa máquina computacional. Y eso implica (1) cargar toda la información que contiene y (2) imitar el funcionamiento del cerebro. Recuerda que hablamos de miles de millones de neuronas que interactúan de manera constante y simultánea entre sí, además de otras muchas funciones y funcionalidades que todavía desconocemos y deberías poder copiar.
En resumen: tus requisitos tecnológicos se duplican, la complejidad de tus conocimientos cerebrales aumenta y la complejidad del software que tienes que ser capaz de construir se multiplica por un factor muy alto.
Lo cuál tiene todo el sentido del mundo. Estás tratando dos problemas simultáneos: el de generar una realidad virtual y el de clonar/duplicar el funcionamiento de un cerebro humano en una máquina.
En resumen
Como has visto hay tres maneras diferentes de abordar el problema de la realidad virtual: manipular el cerebro, engañar al cerebro o copiar el cerebro. Todas ellas tienen consideraciones tecnológicas, conceptuales y morales bastante diferentes, pero en todas se podría llegar a simular un entorno de realidad virtual lo suficientemente bueno.
Eso sí, la complejidad de todo esto depende del objetivo que te marques para esa realidad virtual. Conseguir una simulación lo más fiel posible a la realidad sería de una dificultad (técnica y conceptual) increíble. Ya sea copiando un cerebro dentro de una máquina, modificando el funcionamiento de ese cerebro o utilizando dispositivos periféricos que le engañen, la tecnología y los avances en neurociencia que necesitarías están bastante lejos de ser viable a día de hoy.
Así que, para tendrías que situar esa historia de realidad virtual en un futuro a medio plazo. También necesitarás definir la tecnología que va a permitirte crear el entorno de realidad virtual y explicar cómo y por qué la humanidad va a querer aceptarlo. Porque, como he dicho en un par de ocasiones, los problemas éticos que conllevaría una realidad virtual perfecta serían increíbles. Si la humanidad es capaz de copiar mentes o de engañarlas para creer que viven una realidad que no es tal, ¿qué les impediría utilizarlo para engañar, manipular o controlar a la gente?
Y ahora que has terminado de leer este embrollo mental sobre realidad virtual me despido. Bienvenido de vuelta al desierto de lo real.
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