Siempre he dicho, a quien quiera escucharme, que la principal esencia (y casi la única) que tiene escribir ciencia ficción es ser coherente con las ideas que planteas y dar la mayor sensación posible de verosimilitud.
Es esa verosimilitud en la ciencia ficción la que distingue a las mejores obras del género.
Y no me refiero a que tengas que escribir un tratado científico en medio de tu historia de ciencia ficción. Me refiero a plantear y desarrollar ideas que, aunque no sean teóricamente posibles, den la sensación de poder llegar a existir. Es decir, que generen la percepción de que sean posibles.
Ser un experto, conocer las normas físicas, matemáticas y las leyes cuánticas que mueven los conceptos que se utilizan no es necesario.
Salvo, claro está, que el escritor sea un fiel y acérrimo defensor de la ciencia ficción más hard. O un friki empedernido al que le encanta estudiar ciencia (lee esto sin ninguna connotación negativa, ya que yo mismo me encuentro en ese saco).
Incluso en esos casos el escritor de ciencia ficción no necesita mantener un estricto rigor científico en todo lo que publica. Solo necesita dar una capa de barniz suficiente de verosimilitud en la ciencia ficción que escribe para que el lector se lo crea y no se plantee que está ante una obra fantástica (sin desmerecer tampoco a la fantasía, pero ella va por un lado y lo nuestro va por otro).
Nadie debería tener que hacer como Neal Stephenson en Seveneves y pedir perdón por las cuatro tonterías que ha amoldado de la realidad para que su historia sea posible. Para cualquiera de nosotros, los escritores de ciencia ficción mortales, basta con dar una sensación de que lo que contamos podría llegar a ser posible.
¿Cómo se consigue esa verosimilitud en la ciencia ficción?
No te voy a engañar: si escribes sobre un tema concreto siempre habrá un experto que sepa que lo que estás haciendo es una tremenda patraña.
Pero… ¿cuántos expertos en física cuántica, genetistas, arquitectos… esperas que lean tu libro? Y, lo que es más importante, ¿cuántos de esos expertos esperas que lean tu libro con ganas de cuestionar si es científicamente posible lo que propones?
Basta con que lo que digas no sea una burrada tal como que el sol gira alrededor de la Tierra, que los motores de tu nave hacían un ruido tremendo en el espacio o que los delfines son una raza superior que controla la Tierra. Bueno, esto último daría mucho juego.
Que se lo digan sino a Douglas Adams y su guía del autoestopista galáctico. Pero aquí no vengo a hablar de ciencia ficción absurda, sino de ciencia ficción racional.
Porque el objetivo de escribir ciencia ficción está en convencer a los legos en la materia y en engañar a los expertos. Todo, sin perder de vista que si tu historia, tu trama, tus personajes y, en definitiva, tu libro, son suficientemente buenos, la ciencia que haya detrás puede que no sea tan importante. Y por eso existe este artículo: para que no pierdas el norte en esa búsqueda de la verosimilitud en la ciencia ficción.
Aunque no te equivoques: es necesario que estudies algo sobre el tema o que preguntes a alguien que sepa. Sobre todo, para poder evitar esos sinsentidos que despertarían los instintos depredadores de los expertos en la materia. Porque, te recuerdo que estás escribiendo ciencia ficción. No puedes hacer lo que te venga en gana sin darle una base creíble sobre la que sustentar todo lo que haces.
Lo que es innegable es que, para conseguir esa verosimilitud en la ciencia ficción que escribas, tienes que cumplir con una serie de requisitos mínimos. Y para cumplir con ellos tienes varias opciones que paso a explicarte (ordenadas en función del esfuerzo de estudio que requerirán por tu parte).
1. Invéntatelo todo
Eres escritor de ciencia ficción, ¿verdad? Siempre tienes la opción de no leer nada, no preguntar nada y hacer lo que se te ocurra.
Diseña tus normas, habla de tu libro y, en definitiva, construye lo que te de la gana.
Un buen ejemplo de esto serían los efectos de la radiación y todos los tipos de rayos que utiliza Marvel para transformar superhéroes. Aunque a ver si te crees que exponiéndote a una dosis extrema de radiación Gamma obtendrías superpoderes… Ya me entiendes.
2. Explica tu idea
Sin contrastar ni verificar que sea cierto, explica tu idea a otras personas. Simplemente pregúntales a ver qué saben, qué piensan o qué opinan sobre el tema que quieras conocer.
Ya sabes que todo el mundo tiene una opinión formada sobre… cualquier cosa. Aunque luego pasa lo que pasa.
Pero cuantas más opiniones diferentes conozcas, más posibilidades tendrás de crear una idea que convenza a esas mismas personas que te las han contado.
3. Pregunta a un experto
Si conoces a alguien que sepa del tema (o quieres buscarlo y molestarle con nuestras insidiosas y absurdas preguntas de escritores) siempre puedes abordarle y pedirle que te explique por encima el concepto que quieres utilizar.
Yo lo hago y, para mi sorpresa, todavía me siguen hablando.
4. Lee artículos de divulgación
No te convertirás un experto al hacerlo, pero conseguirás tener una visión general del tema. Es una buena manera de conseguir verosimilitud en la ciencia ficción que escribes. Porque partes de una base real.
Además, aprenderás algo del lenguaje técnico del asunto. Y eso siempre ayuda a dotar de mayor verosimilitud a lo que escribes.
5. Estudia
Hazte con una fuente de información técnica completa (artículos científicos, libros, escuelas…) y estudia el concepto hasta convertirte tú en el experto.
Aunque, la pregunta clave es: ¿necesitas serlo para conseguir verosimilitud en la ciencia ficción que escribes? La verdad es que no, pero seguro que así nadie podrá decir que lo que has hecho es imposible.
Eso sí, el balance tiempo invertido / resultado escrito… seguro que no te sale demasiado equilibrado. Recuerda que no debes perderte en el vicio de la documentación. Pero oye, hay gente que no se siente tranquila si no domina todos los conceptos que maneja…
¿Cuánto tengo que conocer el tema?
La respuesta a esta pregunta depende mucho de ti mismo. Ya conoces (o conocías) las opciones que tienes para escribir ciencia ficción verosímil. Ahora es cosa tuya decidir el tiempo que vas a invertir en conseguirla.
Hay quien no se siente satisfecho hasta entender las ecuaciones que hay detrás de los conceptos que maneja (vuelvo a referirte a Neal Stephenson como un ejemplo de esto) y hay quien solo necesita leer el nombre de un concepto para inventarse una historia. Algo así como que yo diga cristales temporales y tú hagas un capítulo de dibujos animados en el que los protagonistas detienen el tiempo usándolos… por ejemplo, Rick y Morty y sus Time crystals.
Mi consejo es que como mínimo entiendas de qué estás hablando. De nada sirve que sepas qué existen los puentes de Einstein-Rosen si luego los describes como un puente que conecta la realidad de los dioses con la nuestra…
No necesitas comprender la teoría de cuerdas, ni la teoría de Kaluza-Klein, ni la formación teórica de un agujero negro, para conseguir esa verosimilitud en la ciencia ficción que escribes. Solo necesitas saber que un puente de Einstein-Rosen (también llamado agujero de gusano) es una característica topológica del espacio-tiempo que hace de atajo entre dos puntos del espacio (y del tiempo). ¿Qué más te dan la solución de Schwarzschild o la teoría de la relatividad para hablar de ese atajo en el espacio?
Eso sí, si te interesa el tema y eres capaz de comprenderlo todo…, la mejor manera de hablar de algo y dotarlo de verosimilitud es conocerlo al dedillo. Aunque no sea la mejor manera de escribir.
Te repito que debe existir un balance entre el tiempo que inviertes en investigar y diseñar tu mundo y el que dedicas a escribirlo. Y te lo digo desde la experiencia, porque a mi se me van las horas diseñando mundos y analizando posibilidades que luego resultan ser absurdas y que nunca utilizo.
¿Cómo busco yo esa verosimilitud en la ciencia ficción que escribo?
Mi norma es no escribir sobre algo que no conozco. Así que, antes de lanzarme a escribir sobre algo siempre suelo investigar y leer al respecto. Soy un poco puntilloso a la hora de aprender algo nuevo y soy consciente de que dedico demasiado tiempo a hacerlo.
Leo artículos, busco documentación, investigo en páginas especializadas…, y luego consulto con la gente de mi alrededor que tiene conocimientos profundos sobre el tema. Mi objetivo es formarme una idea lo más real posible del concepto que estoy tratando antes de decidir deformarla.
Porque sí: siempre suelo alterar la ciencia que hay detrás de lo que escribo, para amoldarla a lo que a mí me apetece conseguir.
Busco un tema científico real que me pueda ayudar y lo modifico hasta conseguir lo que yo quiero.
Sé que podría conseguir una verosimilitud en la ciencia ficción que escribo similar con mucho menos trabajo. Sé que, una vez visto el resultado final, podría haberme saltado parte de mi fase de investigación inicial. Pero también sé que no me sentiría cómodo escribiendo sobre algo que yo mismo no comprendo o que sé a ciencia cierta que es imposible. De hecho, ese es uno de los mayores escollos que encuentro mientras escribo… si detecto algo que no encaja… me cuesta mucho avanzar. Aunque, por supuesto, muchas veces lo hago.
También sé que durante esa fase de investigación encuentro muchas ideas muy buenas para la historia que estoy escribiendo (o para otras diferentes).
Pero aquí no acaba todo el proceso. Porque una vez que conocemos la ciencia que hay detrás, llega el siguiente escollo: ¿cómo la transmites a tu lector?
Maneras de conseguir verosimilitud en la ciencia ficción escrita
Ahora que ya sabes lo que necesitas, que has aprendido ese concepto tan chulo que guiará tu historia y que tienes todas tus herramientas… ¿cómo las describes?
Según mi experiencia, leyendo y escribiendo ciencia ficción, estas son las 4 maneras que tienes de conseguir esa verosimilitud en la ciencia ficción que estás buscando:
1. Dalo por hecho
No entres a explicar nada. Limítate a decir que está ahí y que funciona. No hay mayor verosimilitud en la ciencia ficción que hacer creer al lector que algo es así y no existe discusión posible. Aunque es difícil mantener contento a todo el mundo con una explicación así.
Por ejemplo: las gravibotas de Amanecer Rojo. Sabes que te permiten alterar la gravedad y que puedes volar con ellas. Pero en ningún sitio te dice cómo lo hacen, y tampoco te da mucho margen a que te plantees cómo o por qué existen. Simplemente están ahí y no cuestionas que lo hagan.
2. Di que es imposible de entender
Tu invento, nueva tecnología o lo que sea, es tan complejo según la ciencia existente que solo unos pocos expertos teóricos son capaces de comprenderla. Esta es una manera de conseguir verosimilitud muy similar a la anterior, pero ahora estás dando un poco más de información: estás explicando que el motivo de que suceda es tan complicado que tú, escritor de ciencia ficción que todo lo sabe, le ahorras al lector el sufrimiento de conocer los detalles.
Y es que somos unos escritores majísimos.
Un ejemplo sería el cable orbital que conecta la Tierra con la Estación Colonial en La vieja guardia: parece que según la física conocida es imposible, pero ahí está. Aunque John Scalzi sí que nos da bastante ciencia sobre cómo debería ser ese cable. Al menos, la ciencia que podría hacer posible uno de esos hoy en día.
3. Modifica una ley existente
Coge ese agujero de gusano del que hablábamos antes e introdúcele una dosis multidimensional. Di entonces que, aunque la física actual no puede demostrar que exista una conexión entre dos puntos del espacio-tiempo de un mismo universo, sí que lo hace entre universos paralelos.
John Scalzi hace algo parecido con sus viajes espaciales de La vieja guardia.
4. Crea una nueva ley
Si la física actual no te permite hacer lo que necesitas, bastará con que te inventes tú esa ley.
¿Es posible viajar más rápido que la luz? No, c es un valor constante que no puede alterarse.
Vale, puede que sea así en este universo, pero… ¿qué pasa si hay un espacio paralelo al universo en donde sí se puede? Bastaría con salir de este universo, entrar en ese espacio, viajar un rato y entrar otra vez a nuestro universo en el punto (lejano) deseado en una cantidad de tiempo menor a la que deberíamos haber tardado. Vamos, que aunque no viajamos más rápido que la luz en ese espacio, el resultado al volver a nuestro universo es que sí lo hemos hecho.
¿Te suena?
En La guerra de las galaxias lo llaman hiperespacio. Ese lugar mágico que nos permite viajar tan rápido como nos de la gana.
Nota: con este ejemplo no quiero decir que el hiperespacio lo inventase George Lucas para su saga. Nada más lejos de la realidad. Si no, John W. Campbell se levantaría de su tumba y vendría a buscarme a casa.
En conclusión
La verosimilitud en la ciencia ficción es vital para que tus lectores confíen en ti. Tienes que convencerles de que la lógica especulativa que hay detrás de tu historia es coherente y veraz. Aunque para hacerlo tengas que inventarte un montón de cosas nuevas e imposibles.
Eso sí, no te equivoques con que esa verosimilitud en la ciencia ficción que planteas se tenga que convertir en una certeza física. Si lo haces corres el riesgo de agobiarte, abrumarte por la cantidad de variables que deberías (y no puedes) controlar y por lo difíciles que son muchos conceptos. Siempre he dicho que no hace falta ser científico para escribir ciencia ficción. Dar veracidad a tus palabras no implica que tengas que convertirte en uno.
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