Uno de los aspectos más interesantes que tenemos para analizar y desarrollar los escritores de ciencia ficción es el impacto que tendría el transhumanismo en la sociedad que conocemos.
¿Cómo evolucionaría la humanidad si modificásemos su genética?
¿Y si nos hiciéramos dependientes de ciertos implantes de expansión neuronal?
Puede parecer que modificar nuestros cuerpos no tiene consecuencias a medio/largo plazo, pero la realidad es que las consecuencias del transhumanismo pueden ser devastadoras para la humanidad que conocemos hoy.
Lo cual, por otro lado, no tiene por qué ser malo.
Así que abre tu mente y prepárate para estudiar las posibilidades que te planteo como algo neutro.
Ni buenas, ni malas hasta que se demuestre lo contrario.
Porque, ¿es malo acabar con la humanidad del siglo XXI?
Dependerá de lo que pongamos en su lugar, ¿verdad?
Consecuencias del transhumanismo
El transhumanismo, como tal, no es más que una corriente que busca mejorar al ser humano.
Alterar sus capacidades mediante la ciencia y la tecnología, bien sea a través de modificaciones corporales mecánicas (implantes, softwares…) o modificaciones genéticas (drogas, modificaciones del ADN…).
No es algo bueno o malo per se.
Cualquiera es libre de jugar con su propio cuerpo y hacer lo que le dé la gana.
Espera. ¿Somos libres de hacerlo?
La verdad es que a día de hoy, NO.
Al menos si quieres ponerte en manos de profesionales. Las modificaciones corporales y alteraciones que no necesitas (quitarte un brazo para ponerte otro biónico) no están permitidas.
Sin embargo, asumiremos que eso no es así, que nuestros gobiernos y nuestros médicos y biólogos han decidido dar un paso más allá de su ética para dejarnos jugar a ser dioses. Porque sin esto no tendríamos transhumanismo, y si no lo tenemos… ¿cómo vamos a analizar las consecuencias del transhumanismo?
Primer escollo transhumanista: las leyes morales, éticas y judiciales de la humanidad del siglo XXI mantienen casi todas las puertas del transhumanismo cerradas. Una posible vía de análisis transhumanista sería estudiar cómo y por qué esas puertas se podrían abrir.
Y para eso tenemos que ver cuáles son esas consecuencias del transhumanismo. Porque no es nada sencillo regularlo.
¿Cuándo dejamos de ser humanos?
Una de las consecuencias del transhumanismo más inmediata sería definir qué es un ser humano y qué no lo es. Y la mejor forma de hacerlo es con algún ejemplo:
¿Es humana una persona que se ha cambiado las piernas por un medio de locomoción mecánico?
¿Es humana una persona que ha alterado su ADN para que la piel cambie de color y se mimetice con el ambiente?
¿Es humana una persona que ha transferido su consciencia a un ordenador?
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Son preguntas de apariencia sencilla, pero cuyas respuestas impactan de lleno en por qué no somos libres de cambiar nuestros cuerpos. ¿Los derechos humanos abarcarían a las personas digitalizadas? ¿Cuánto porcentaje de tu cuerpo puedes variar de manera mecánica y mantener tu estatus de ser humano?
Quizá una de las claves sea la diferencia entre transhumanismo tecnológico y transhumanismo genético. Quizá el ser humano siga viéndose a sí mismo como humano si mantiene un soporte físico orgánico de apariencia humana. Quizá la frontera está en cuánto ADN es tuyo y cuánto es artificial.
Pero lo que es innegable es que, una vez fijada la barrera que separa al ser humano del ser neohumano, las consecuencias del transhumanismo caen por su propio peso.
1. Prejuicios
Para buscar las primeras consecuencias del transhumanismo no hay que irse a seres pez, hombres de hojalata o mentes digitales. Hay que ir a mirar a aquellos seres humanos que no han optado por la vía del transhumanismo.
Podría llegarse a una situación extrema en la que una de las partes de la sociedad (la modificada o la no modificada) apartan a la otra como si fueran parias apestados. Si llegásemos a algo así, las luchas entre clases de seres humanos serían brutales, llegando a tener una de las consecuencias del transhumanismo más radicales: el odio racial.
Si ambas facciones son equiparables en número y/o en poder (económico, social, militar…), las luchas podrían llegar a mayores. Algo del estilo de Distrito 9, en el que una de las sociedades vive recluida, apartada y considerada inferior a la otra.
Y sí, aquí mi fe en la humanidad se tambalea. Somos muy dados a prejuzgar, a clasificar y a discriminar a otros por su condición de diferentes. Mucho me temo que este tipo de cambios conllevarían algún tipo de fractura social.
De hecho, en Mariposas de acero (o Memoria selectiva) el mundo está dividido en dos. Es algo que no cuento directamente, pero que se intuye al oír hablar del Imperio de Taiasia y del Imperio de Euranma. Uno aboga por el transhumanismo y el otro no. Bueno, o eso es lo que creeréis vosotros cuando lo leáis…
2. Megacorporaciones
Tal y como te contaba en otro de los artículos de cómo escribir ciencia ficción creíble (megacorporaciones), la sed de poder de ciertas empresas no tiene límites. El hecho de que apareciera una técnica o una tecnología que permitiera a los humanos ser mejores, haría que estas empresas se matasen entre sí para conseguir el mayor trozo posible del pastel.
El transhumanismo necesitaría una inversión enorme en dinero, conocimiento y materiales para poder llegar a ser viable, y eso exige la implicación de las grandes empresas del mundo. Pero, como siempre, para que esas empresas se jugasen su dinero, habría que ofrecerles algo a cambio. Como, por ejemplo, los derechos de explotación de lo que fuera necesario.
Las consecuencias del transhumanismo en el tejido empresarial del mundo serían inmediatas y devastadoras: las grandes empresas buscarían potenciar por un lado el consumo de esa nueva tecnología y por otro la harían muy difícil de conseguir. Nada como generarte una necesidad de algo que no necesitas para luego cobrarte un pastizal (¿te suena la gente de Apple?).
¿Ya no es tan idílico este transhumanismo, verdad? Es muy fácil hablar de neohumanidad y postevolución, pero para llegar habría que pagar unos cuantos peajes. Sí, podría darse el caso de que se gestionase bien, que una empresa dominase a las demás y tuviera una cultura de derechos sociales envidiable, pero los riesgos de que se buscase solo el beneficio económico son muy grandes.
3. Nuevas vías de investigación y desarrollo
Una de las consecuencias del transhumanismo más positivas sería la apertura de nuevas líneas de investigación. Si ponemos el caso de las modificaciones corporales, como por ejemplo las que hago yo en Mariposas de acero, necesitaríamos nuevas fábricas, nuevas maneras de obtener productos compatibles con la biología humana… Porque tienes que recordar que a tu cuerpo no le gusta que le implantes objetos extraños.
Y, por encima de todo, necesitarías muchísimos recursos naturales. Metales para la estructura, metales especiales para las conexiones, sustancias específicas para conseguir determinadas respuestas del organismo…
A mí, por ejemplo, se me ocurre que este planeta no daría abasto con tanta demanda y eso implicaría que la humanidad (o neohumanidad en este caso) tendría que salir a a practicar la minería espacial. Y ya tendríamos colonizada la galaxia.
4. Nuevas razas
De esa salida al espacio y de esa diferenciación de la humanidad, nacería otra de las consecuencias del transhumanismo. Si cada región (en la Tierra o fuera de ella) tuviera la capacidad de seguir sus propias vías de investigación, podríamos llegar a tener muchos tipos de subrazas diferentes.
De hecho, llegaríamos a un punto en el que cada subraza sería una raza con entidad propia y el concepto de ser humano desaparecería.
Podríamos tener una especie de tecnohumanos, centrados en sustituir partes orgánicas por partes mecánicas cuya biología adaptaríasus cuerpos para facilitar el proceso. Por ejemplo, haciéndoles nacer sin extremidades y con puntos de unión preparados para insertar las partes mecánicas. Y por otro lado a los genohumanos, seres cuyo ADN ya no es humano.
Las posibilidades son infinitas.
5. Aniquilación
Una de las cosas que más me ha fascinado siempre es encadenar razonamientos y preguntas para ver hasta dónde soy capaz de llegar. Una versión del «por qué» de cualquier niño, llevado al extremo. Si hablamos del transhumanismo (más concretamente del transhumanismo genético), existen ciertas consideraciones con los qué pasaría sí que me hacen tener una visión fatalista del asunto.
La naturaleza, a lo largo de millones de años, es capaz de modificar nuestros cuerpos y nuestros comportamientos para eliminar aquellos que nos llevarían al desastre. Básicamente lo que conocemos todos como selección natural.
Si nosotros mismos decidiéramos qué genes triunfan y cuales no, si ese transhumanismo genético insertase nuevos genes y crease nuevas cadenas de ADN… ¿seríamos capaces de estimar el impacto de esos cambios a largo plazo? ¿Cuáles serían las consecuencias del transhumanismo genético?
Quizá parezca bueno quitar esas secuencias que nos hacen vulnerables a cierta enfermedad, pero podría ser que esas mismas secuencias tengan un impacto indirecto en otra, que a su vez lo tiene en otra… que a su vez afecta a la producción de espermatozoides (u óvulos).
¿Cómo sabemos que ese afán transhumanista no va a agotar nuestra propia genética? La posibilidad de que el transhumanismo cree series (razas, facciones o como quieras llamarlo) de neohumanos estériles está ahí y podría derivar en nuestra propia extinción.
Nota: en los libros de Seveneves de Neal Stephenson y en la serie de StarGate tienes ejemplos de transhumanismo que funciona y que no funciona, respectivamente. Aunque, pensándolo mejor, el ejemplo de StarGate (que en vez de reproducirse se clonan hasta que ya no pueden hacerlo más) sería más bien transalienismo.
6. Máquinas humanas
El último punto que quiero tratar sobre estas consecuencias del transhumanismo, es ese que ha dado pie a numerosas películas y libros. Si llegásemos a un punto en el que pudiéramos crear cerebros inorgánicos capaces de albergar nuestros propios cerebros, ¿por qué no crear robots humanoides que nos hicieran el trabajo sucio?
Crear ese tipo de seres podría llevar a un desdoblamiento de la raza humana en tres tipos de raza: los humanos, los humanoides (humanos metidos en máquinas) y los robots. Aquí podrías estudiar muchos escenarios diferentes:
- Robots esclavos de la humanidad
- Humanidad esclava de los robots
- Luchas de poder entre ambas facciones
- Coexistencia pacífica entre ambos
Lo que es innegable (a la par que inalcanzable a día de hoy, que no te equivoquen los medios) es que una raza de robots inteligentes y con consciencia propia podrían superar a la humanidad en poco tiempo. Y no lo digo yo, lo dicen Rick y Morty.
7. Dónde ubicar tu historia transhumanista
Si no tienes claro dónde situar esa historia transhumanista que quieres escribir, tengo una propuesta que hacerte:
En resumen
Hasta aquí mi análisis de las posibles consecuencias del transhumanismo. Como ves, estas cinci tienen a su vez sus ramificaciones posibles y seguro que a ti también se te ocurren más consecuencias del transhumanismo. Muchas veces nos creemos más capaces de lo que somos y jugamos con temas que no controlamos en realidad. Hay mucha literatura al respecto.
Como decía al principio, el transhumanismo no es malo por sí mismo.
Podríamos llegar a ser una raza perfecta si jugamos bien nuestras bazas.
Podríamos abandonar los comportamientos animales que nos hacen despreciar al débil, el ansia y la ambición de poder y dinero o los impulsos fisiológicos que sienten algunos congéneres nuestros por hacer daño.
La ciencia y la tecnología nos abren las puertas a esa perfección, pero las consecuencias del transhumanismo podrían dar al traste con nuestros planes.
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