Existe mucha literatura que recoge los errores más frecuentes que puede cometer un escritor al escribir una novela. Artículos que hablan desde los errores más típicos y propios de los escritores noveles, hasta los más sutiles que puedes llegar a aprovechar para sacarle partido a tu novela.
Sin embargo, no quiero convertir este en otro típico artículo que recoge los, ya muy manidos, consejos habituales. Porque hoy quiero hablarte de mis errores. De cómo los he detectado, de lo graves que son, de cuáles han sido sus causas y de cómo volver a enfocarlos.
Llevo casi un año embarcado en el apasionante proceso de escritura de una novela. Pero, a pesar de toda la teoría que he leído y compartido contigo, he sido el primero en saltarme mis propios consejos y en encontrarme de frente con una mala historia.
Espero con toda sinceridad que, después de haber leído lo que a mí me ha costado muchos cientos de horas de trabajo encontrar y cientos más que me costará arreglar, tú puedas esquivar uno, varios o todos estos errores.
La prueba de fuego escribiendo una novela: primera revisión
Te preguntarás, ¿cómo es posible que, dedicando tanto tiempo a estudiar y escribir sobre cómo escribir bien, David haya llegado a un punto como este?
Mi primer error: partí de la base de que tenía que escribir todo el primer borrador completo antes de sentarme a leerlo. Dediqué mucho tiempo a estructurar las escenas y a escribirlas. Pero en ningún momento me paré a leer todo el texto de manera conjunta. Vamos, que fui dejando para el final el ver la foto completa y, al hacerlo, yo mismo me convertí en mi peor enemigo.
Sí, me encanta la frase de Ernest Hemingway que dice:
”El primer borrador de cualquier cosa es una mierda”
Pero nosotros tenemos en nuestro mano minimizar lo malo que será ese borrador. Al menos en su mayor parte.
Mi aprendizaje: leer y editar son cosas muy diferentes. Lee tus propias palabras en su conjunto para ver por dónde está tirando tu historia. Puede que así encuentres fallos de estructura en una fase temprana y los puedas corregir a tiempo.
Eso sí, sigo manteniendo que no edites el contenido hasta el final. Y más ahora que David ya ha aprendido la diferencia entre leer y editar.
Nota revisada: aunque no hagas una edición en condiciones hasta el final, sí que te recomiendo que cada día (o cada semana) releas lo que has escrito y corrijas un poco su forma y su contenido.
Primera revisión: Crisis
Cuando vi que mi borrador era malo tuve la suerte de dar bastante rápido con el problema. El problema no era que las escenas estuvieran mal escritas, que sobrasen escenas, que no aportasen nada… tampoco eran los personajes. Éstos no eran planos, no estaban mal construidos y tenían algo que contar. De hecho, una vez solucionada mi crisis existencial, los personajes y las escenas siguen siendo casi los mismos.
Porque el problema clave era la historia en sí. O más bien, su enfoque.
Sé que hay que poder explicar tu novela con una o dos frases breves, pero nunca me paré a analizar la profundidad de este concepto. No fue hasta haber sentido la decepción de leer el primer borrador que me sentase y me dijera: ¿De qué realmente va mi novela?
El ERROR primario: me fue imposible definir de qué iba. Tenía muchas ideas que contar, muchos argumentos, tramas y personajes. También tenía muy bien definida la gran pregunta dramática del libro. Pero… ¿dónde estaba la idea clave de la historia?
Fue ahí cuando me di cuenta de que no podía explicar de qué iba porque ni yo mismo lo sabía. Había bailado con tantos personajes y tantas ideas que al final me había dejado llevar. No fui fiel a mi protagonista y terminé mezclando demasiadas historias sin darle importancia a la idea central.
Mi aprendizaje: si no puedes definir en una frase tu novela entonces es que no tienes una novela. Escribe esa frase y cásate con ella. No te desvíes. Porque si lo haces tú… ¿qué hará un lector que NO sabe de antemano lo que va a pasar?
Así que, si me lo permites, me gustaría hablarte de los 7 grandes pecados que he cometido en esta primera redacción larga.
Mis 7 pecados capitales
Una vez descubierta la raíz del error, al igual que las fichas de dominó, el resto de errores cayeron por sí solos. Cuando definí el enfoque que debería haber tenido la novela desde el principio pude observar el texto desde otro prisma. Al hacerlo encontré cosas que, todavía hoy, sigo sin entender que pudiera haber cometido.
Aquí te detallo los 7 más graves
1# El protagonista se deja llevar
Los acontecimientos tratan al protagonista como si fuera una rama en medio de un río. Al no haber definido el concepto central de la novela se quedó expuesto a cada subtrama o giro que apareciera. Todas ellas se llevaban mucha más atención que el protagonista.
De hecho, si pudieras leer ese primer borrador la primera pregunta que acudiría a tu mente es: ¿quién es el protagonista?
Porque es él quien tiene que vivir los acontecimientos y forzar o reaccionar ante las situaciones que se le plantean. Porque, aunque a veces pueda ser beneficioso, el protagonista no puede ser una espiga que se mueva con el viento que sople cada uno de los demás personajes o situaciones del libro.
Y, sobre todo, tu protagonista tiene que ser protagonista.
2# La historia es lineal y sin sobresaltos
Si tienes clara la foto de tu historia (línea temporal, personajes, acciones…), pero no tienes claro el núcleo que la define (el por qué sucede todo) corres el riesgo de ir exponiendo una a una todas tus cartas. En orden y sin sorpresas.
Y eso, amigo mío, no es una Historia. Es una secuencia de hechos sin demasiado interés.
Así que, piensa en por qué escribes la historia y, después, en cómo guiarás al lector a través de ella. No te limites a narrar los hechos. Involucra al lector y juega con sus expectativas. Muestra, esconde, engaña y genera ansiedad por seguir leyendo.
3# No des demasiadas explicaciones
Está muy bien que sepas y conozcas cada detalle de lo que pasa delante y detrás de tu historia. Pero está bien que lo sepas tú.
El lector no tiene por qué saberlo todo. Porque, en general, al lector le gusta imaginar y descubrir lo que va a pasar.
¡No se lo pongas demasiado fácil!
4# El protagonista no es protagonista
El resto de personajes no pueden hacerle sombra no tomar más protagonismo que él la mayoría de las situaciones.
Si tienes claro quién es y para qué estás contando su historia, no te debería pasar.
Sin embargo, si no lo tienes claro corres un alto riesgo de que otro personaje secundario con una historia más profunda se lleve por delante a tu protagonista. Si ves que él no es el centro… la historia está mal o bien deberías plantearte cambiar de protagonista. En cuyo caso… LA HISTORIA ESTÁ MAL.
5# Piensa en el conjunto
Piensa en el libro completo, no en las distintas subtramas por separado. Este sí que es un error de novato: empecé escribiendo un libro y luego, por comodidad, continué escribiendo la historia de cada personaje por separado.
No digo que esté mal. Puede que a alguien le sirva hacerlo así, pero yo me encontré con que al juntarlo todo el texto tenía muy poca coherencia semántica y argumental. No era una Historia. Era un compendio de historias sin demasiada conexión.
6# La historia central manda
Del mismo modo que antes si relees tu libro y ves que tu historia central queda eclipsada por alguna subtrama… tu historia está mal. O bien porque tu núcleo es demasiado flojo o bien has dado con el filón de oro que esconden los duendes del arcoíris y sobre el que tendrás que empezar a excavar…
Es decir: que esa subtrama es tu núcleo y tu historia debería ser una subtrama.
Vamos, que tu historia es demasiado floja.
7# Las tramas no deben centrarse en la gran pregunta
Esa gran pregunta dramática, la clave a la que tu historia está intentando dar respuesta. ¿Ganará el bien sobre el mal? ¿Conseguirá el chico a la chica? ¿Explotará la Tierra? Esa pregunta que guía con fuerza al lector por tu narración pero que no necesariamente es una trama en sí.
Es una pregunta que debe quedar implícita en tu texto, pero sobre la que no debes estar incidiendo una y otra vez.
Cogiendo un mal ejemplo con Mr. Mercedes de Stephen King la gran pregunta podría ser: ¿volverá el viejo policía a recuperar la fe en si mismo?. Sin embargo, la trama nos habla de un asesino y del proceso que lleva al inspector a capturarlo (o no). King no centra su narración en si el policía volverá a ejercer como es debido. Sí, toda la novela destila esa sensación de superación del viejo policía roto por las circunstancias, pero lo hace utilizando la trama como vehículo conductor.
Mi error fue intentar responder una y otra vez a mi gran pregunta. Así solo conseguir que la trama real perdiera fuerza y se diluyera por completo. Pero en eso también tuvo mucho que ver el ERROR que te comentaba al principio.
En definitiva
Define tu historia. Ella es la que manda y a ella es a la que tienes que cuidar. No dejes que los perversos personajes secundarios ni las pérfidas historias secundarias, por muy tentadoras que sean, se conviertan en el centro de toda tu novela.
Porque una novela tiene (salvo raras excepciones) un único centro de gravedad. Si te descuidas y aparece más de uno corres el riesgo de que el conjunto se desestabilice y se estrelle.
Espero que esta pataleta en forma de post te sirva de algo. Yo ahora, después de tres semanas de crisis, pensando que mi novela era una basura lo veo todo con mucha claridad. Sé cómo arreglarlo, sé que va a quedar bien y no me entra en la cabeza cómo pude ser tan idiota y no lo hubiera visto antes.
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