Se habla mucho del trabajo duro, de que no existen las musas y de que debemos potenciar nuestra creatividad. Y siempre decimos que la inspiración se trabaja. Pero, ¿cuánto de cierto hay ahí? ¿Existe realmente la inspiración divina?
Existe, sí, pero no tan etérea, bonita y mágica como nos hacen creer.
El examen de escribir una nueva historia
Cuando hacía la carrera (Ingeniería de Telecomunicación) se hablaba mucho de «la idea feliz», «el pensamiento lateral» y de todo lo que rodeaba la solución de cualquier problema en cualquier examen. Básicamente porque podíamos llevar todo lo que quisiéramos (apuntes, libros, ejercicios resueltos, calculadoras programables…) a las pruebas finales.
¿Por qué? Porque no servían de nada. En un examen de Teleco, de la vieja Teleco al menos, lo que importaba era cuánto entendieras la materia y de lo capaz que fueras a adaptarte a problemas que no habías visto nunca.
Y cuando digo «nunca», me refiero a nunca. A veces ni siquiera la teoría que tenían detrás.
Escribir, de una manera distinta, tiene un proceso de resolución muy parecido a aquellos exámenes. No tienes ni idea de qué va a ir tu historia, solo sabes que tienes que escribirla. Es exactamente igual que un examen de los míos. Conoces la materia (escribir), pero no tienes ni idea de qué va el problema que se te plantea (escribir una historia nueva).
¿Cuánto de inspiración hay en una idea feliz?
O, ¿cuánto de feliz hay en una idea?
Sigo pensando que hay mucho de aleatorio en un proceso creativo. A veces llegan inspiraciones fugaces que te hacen coger un boli o un teclado y escribir cuatro frases mal puestas en las que se respira el alma de una gran historia. No tienes la historia, por supuesto, no tienes nada; pero lo tienes todo a la vez.
Varios de mis relatos y la novela que tengo entre manos surgieron precisamente de unas frases escritas al azar en un papel. Unas frases que se quedaron en un cajón durante meses, hasta que un día las saqué, me fijé en el potencial, recordé ese momento de inspiración y me puse a pensar en lo que las rodeaba.
Sin embargo, echando la vista atrás y viendo qué había leído, cómo iba mi vida y por dónde caminaba mi mente aquellos días, la realidad es que de «aleatorio» y «etéreo» no tiene nada.
La inspiración existió, sí, porque una idea surgió de mi mente en un momento en el que no la estaba buscando. Pero no es casualidad que fuera esa idea.
Luego os pondré dos ejemplos y os contaré el cómo y el por qué.
¿Cuánto de mágico hay en esa inspiración?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que si no dominas una materia, el efecto de la inspiración es tan nulo como absurdo.
Sí, yo puedo tener ahora la «inspiración» de una nave espacial propulsada por agua corriente y un complejo proceso molecular que la transforma en energía pura y limpia. Pero, ¿qué utilidad tiene?
Podría escribir una historia sobre eso, porque soy escritor y «sé» de esa materia.
¿Podría plantarme delante de una empresa y tratar de venderles mi idea como algo útil? Ni de coña. Se reirán igual que te reirías tú si te dijera que he descubierto la manera de viajar a Marte antes que Elon Musk, la ESA o la NASA.
Así que ya tenemos un componente muy fuerte de dominio de la materia. La inspiración solo va a venir de aquellas materias que ya domines previamente.
La inspiración solo va a venir de aquellas materias que ya domines Share on XNo hay magia en la inspiración, solo procesos mentales que ya tienes entrenados y ejercitados que se activan sin que tú te des cuenta.
¿Cuánto de aleatorio hay en la inspiración?
Del mismo modo, el hecho de que haya pensado en viajar a Marte con un sistema de propulsión limpio basado en el agua no es casualidad. Cualquier proceso mental (consciente o subconsciente) tiene su base en lo que ves, oyes, tocas, piensas o recuerdas.
Este ejercicio de retrospección lo estoy haciendo sobre la marcha. Me limito a buscar cosas relacionadas que me hayan sucedido sobre ese tema, para que veáis que no hay nada de casual en la idea.
¿Sabéis que me pasó ayer? No pudimos hacer el plan que teníamos porque, aunque Siri decía que no, se puso a llover a cántaros.
Agua.
Además, tuvimos que hacer un par de horas de coche para ir y volver a recoger y llevar a una amiga, comiéndonos parte del atasco típico que hay en Madrid los domingos. Ojalá existiera el teletransporte, ¿verdad?
Viajes «rápidos».
Y mi padre lleva unos días mandándonos fotos increíbles que hace de la luna con su telescopio.
Viajes + Luna + Agua… ¿A que ahora no parece tan casual pensar en un sistema de propulsión estelar basado en el agua?
Creedme cuando os digo que este artículo no está escrito pensando en agua, viaje, Luna y luego en un ejemplo para apoyar mi tesis. No. Este artículo está escrito sobre la marcha, buscando una idea loca sobre la marcha y analizando de dónde ha podido venir.
En definitiva
La mal entendida inspiración no es un proceso que surja de la nada. Es un proceso cognitivo que nace del trabajo, el esfuerzo, las habilidades adquiridas y nuestras experiencias. Ninguna idea inspiradora podrá surgir en un área que no conozcamos ni con unas características que no hayamos visto nunca.
Estudiar cómo nuestro cerebro llega a esas inspiraciones sería un tema interesantísimo sobre el que hablar. Pero yo, sintiéndolo mucho, solo puedo hablar de cómo entiendo que funciona mi cerebro. Para temas más específicos y científicos quizá necesitásemos que un neurólogo/psicólogo/psiquiatra viniera aquí a contarnos cosas más profundas sobre el cerebro.
Ejemplos
Como os he prometido, aquí van dos ejemplos de relatos reales que surgieron de un proceso inspirador en apariencia aleatorio.
Veréis al final que de aleatorio no tienen absolutamente nada.
Memoria selectiva
El relato que da nombre a mi última antología y sirve de base para mi novela, Mariposas de acero, comenzó como dos párrafos mal escritos de hace muchos años. Dos párrafos que escribí en un Starbucks mientras calentabaantes de escribir lo que tenía entre manos.
Esos dos párrafos se quedaron conmigo durante meses hasta que un día decidí pensar en el mundo que los rodeaba y en la historia que podía contar.
Aquí tenéis el fragmento original:
Otra oleada de desconexiones masivas hizo que saltara la alarma en el centro de control veintidós del área metropolitana de Nueva Shenzhen. Nahra Chia y su hermana gemela, Nahra Xaha desplegaron la red de bots del cuerpo de seguridad de Neoex. Sus pequeños pero potentes reactores les llevarían hasta el lugar del suceso en unos pocos segundos.
Su diminuto tamaño y su increíble software patentado les permitían infringir las leyes del tráfico aéreo en todo el continente de Taiasia. No obstante, su calidad era tal que, a pesar de llevar más de dos décadas en funcionamiento, todavía no se había registrado un solo incidente causado por uno de los pequeños nanohaes.
Mientras Chia controlaba al enjambre de nanohaes por los túneles aéreos de Nueva Shenzhen, Xaha se puso en contacto con el equipo de respuesta automática del área veintidós. El comandante del ERA-A-22, Xiu Feng, estaba considerado como uno de los mejores neohumanos de clase militar que había en la ciudad. No tanto por lo depurado que era su código de acoplamiento ni por lo novedoso de su exoesqueleto, sino por las experiencias pasadas de la mente etérea de Feng. Su capacidad analítica y la anticipación a cualquier problema lo convertían en un valioso activo para Neoex. También para El Entramado.
—Comandante Xiu —saludó Nahra Xaha por el holocom—. Necesitamos que viaje con urgencia al bloque Citzin del sector veintidós norte. Los sensores de SIA han detectado una desconexión en masa dentro de las plantas superiores.
—¿Cuál es el volumen esta vez? —respondió él con su calmada y profunda voz.
—El sistema detecta cincuenta y cuatro neocuerpos apagados. —Nahra Xaha calló y cedió el control de la comunicación a su hermana.
—El enjambre cuenta cincuenta y cuatro neos con energía cero y confirma cincuenta y cuatro mentes perdidas. —Nahra Chia envió los datos de localización e identificación de cada uno al comandante—. Bloqueo físico de nivel uno en toda la zona, comandante.
—¿Se ha notificado ya al Entramado?
Nota: el relato final, corregido y editado mantiene la esencia, pero no las palabras exactas. Al menos no todas
¿Por qué sé que no es casual ni aleatorio?
Esa inspiración vino el día siguiente a terminar de leer El problema de los tres cuerpos de Cixin Liu. Me fascinó el prisma desde el que un autor chino veía el mundo entero. Gracias a él recordé lo que me atrae el tono trascendental que suelen tener las artes chinas y lo mucho que me gusta la iconografía, el simbolismo y la cultura china en general.
¿El resultado? Unos párrafos altamente tecnológicos en los que la humanidad no es lo que quiere ser, en donde muchos eligen el suicidio antes que seguir en ese mundo y las corporaciones lo dominan todo. Un entorno cyberpunk oriental con una estética claramente reconocible.
¿Fue casual o aleatorio escribir eso? No, para nada. Pero sirvió como eje para crear uno de los mejores relatos que he escrito y para explorar un universo que 3 años después me sigue apasionando.
La sonrisa
El segundo ejemplo que os traigo lo escribí hace apenas dos días. fue otro momento de arrebato literario en el que dejé lo que estaba haciendo (o más bien lo que no me apetecía hacer) y me puse a escribir.
Unos cuantos párrafos que marcan un tono y un narrador que promete muchísimo. Juzgadlo vosotros mismos:
Jillian salió de clase de armas blancas con una gran sonrisa dibujada debajo de su pecho izquierdo, justo en la parte baja de la armadura superior y encima del protector del vientre. En el único hueco por el que Salyb podía encajar un tajo. El cabrón era bueno, muy bueno, y podía hacer con los filos de energía modificados de sus kukri lo que le daba la gana.
Incluso cortarle la carne.
Vale que el tajo no era profundo, tenía cicatrices mucho peores a lo largo de su cuerpo, pero el hecho de que se hubiera atrevido a marcarla la llenaba de ira. De impotencia. De inquietud.
Las armaduras Parsh eran muy ligeras. Les permitían moverse con gracilidad por el campo de batalla, asestando cortes y fintas a una velocidad que ninguna armadura completa podía igualar. Sin embargo, tenían dos puntos débiles. El primero, la duración de su campo de energía. Suficiente para acabar con los objetivos que tuvieran marcados, insuficiente para sobrevivir si algo salía mal.
El segundo, los huecos electromagnéticos que creaban los campos combinados de cada pieza de la armadura. A diferencia de los escudos completos, una armadura Parsh estaba formada por una docena de campos independientes. A priori, eso no debería suponer un problema. Pero en una lucha prolongada, un arma modificada y lista para analizar el patrón de las juntas podía crear un filo de energía de la frecuencia necesaria para atravesarla.
Exactamente igual que había hecho Salyb con ella.
¿Por qué no es aleatorio?
Porque estaba pensando en el cliché que era eso de «la sonrisa dibujada» que acababa de leer en no recuerdo dónde. Y pensé también que sería divertido utilizar ese mismo cliché para desestabilizar al lector y venderle luego algo mucho más impactante.
La mal llamada inspiración es, en el fondo, trabajo duro y experiencia Share on XComo un tajo debajo del pecho.
Todo lo demás es un refrito de ideas, películas y libros que estoy teniendo, viendo y leyendo ahora mismo. Entre otras, la serie de Netflix de Love, Death & Robots. Mujeres badass con mucha tecnología, cortes en el cuerpo y violencia.
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