He hecho bastante hincapié en este blog al respecto de cómo buscar o generar una buena idea.
Además, también he invertido mucho tiempo en contarte algún que otro truco para ejercitar tu imaginación mediante varios ejercicios de escritura creativa.
Sin embargo, detrás de todo esto hay una verdad innegable que va a marcar la diferencia entre vuestro éxito y vuestro fracaso, bien sea personal, profesional o artístico: las ideas, por sí solas, no valen nada.
Las ideas son algo que todos tenemos a lo largo de un día. Las ideas son a la mente humana lo que un atardecer al sol: ninguno de los dos existe sin el otro. Y aun así, solo triunfan unos pocos, solo escriben libros unos pocos y solo emprenden en un negocio unos pocos.
Así que… ¿por qué opino que una idea no vale para nada?
¿Por qué las ideas no son suficiente?
Una idea en sí misma no es más que un conjunto de pensamientos que dan forma a un algo. Ese algo puede ser un problema, una necesidad, una solución o algo más creativo. Algo como una imagen mental sobre un argumento, una historia… Y, sin embargo, el 99% de todas esas ideas se quedan en algo vacío y sin vida.
Pongamos como ejemplo algo que casi todo ser humano se ha planteado alguna vez: ¿podría yo volar como si fuera un pájaro? Sería increíble y alucinante poder hacerlo, ¿verdad? Pero ni tú ni yo vamos más allá de tener ese magnífico pensamiento. Nos quedamos únicamente con la idea de que volar sería genial.
Es entonces cuando llega gente como los hermanos Wright y deciden poner en práctica ese sueño. Ellos tomaron parte activa en su idea y pusieron en marcha algo para que el ser humano pudiera cumplir su sueño.
Entonces, ¿qué diferencia a gente como los hermanos Wright del resto?
Convertir una idea en un objetivo
Como te iba diciendo una idea es algo etéreo. No sirven para absolutamente nada hasta que alguien decide convertir esa idea en un objetivo. En una meta que hay que alcanzar.
Son esos objetivos que nos marcamos los que nos hacen poner un pie delante del otro. Es entonces cuando la idea empieza a ser tangible, aunque todavía faltará el elemento más importante de todos. Una idea y un objetivo, aunque son algo mucho más poderoso que solo una idea, siguen siendo algo insuficiente para tener un proyecto de verdad entre manos.
El siguiente paso es, tal y como hicieron los hermanos Wright, transformar esa idea y ese objetivo en una acción tangible.
¿Quién no ha tenido el miedo de que los muertos se levantasen de sus tumbas en un cementerio? La imaginación se divierte mucho jugándonos malas pasadas. Sin embargo, hay gente que coge esa emoción tan intensa, esa idea y lo transforman en un objetivo concreto: asustar al resto de mortales. Y es esa misma persona, si consigue tomar la decisión de cómo va a conseguir ese objetivo, la que terminará de transformar una idea en algo real.
Porque si esa persona se dice a sí misma: ¿por qué no voy a escribir una historia sobre unos muertos que se levantan de sus tumbas? está transformando la idea en una acción que debe realizar. Ahora ya tiene un camino delante y puede empezar a recorrerlo.
Y aun y todo, sigue faltando el elemento más importante de todos.
La ejecución
Ya tienes una idea, también has interiorizado lo genial que sería llevarla a la práctica. Lo que, dicho en palabras de un escritor, es que ya tienes una trama y también tienes el deseo de convertirla en una historia, en un libro. Así que… ¿qué es lo que falta?
Falta el desarrollo de la idea: la ejecución. Porque hasta que no tienes un plan delante de tus narices, un plan que detalle lo que te falta por hacer, las tareas que tienes que realizar y te sumerjas en el acto de completarlas… no podrás decir que tu idea ha valido para algo.
Esta es la verdadera esencia de una buena idea. Es lo que diferencia a aquellos que se limitan a soñar, de aquellos que llevan a cabo sus sueños.
En definitiva
Seas artista, escritor, emprendedor o soñador. Anota todas las ideas que te vengan a la mente. Alguna de ellas puede tener la clave de tu éxito personal y profesional.
Cuando encuentres esa idea que tire de ti, no lo dudes, lánzate de cabeza a realizarla.
Pocos son los que realmente se esfuerzan en llevar a cabo sus propias ideas y no hay nada más satisfactorio en esta vida que sentir que tienes las riendas de tu vida y de que la estás dedicando a algo tan noble como es perseguir tus propios sueños.
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