Cuando llevas un tiempo en este mundillo, te das cuenta que hacer una reseña nunca resulta tan fácil como parece. Unas veces porque no tienes nada que decir, otras porque conoces al autor y otras porque no tienes nada bueno que decir.
Este es un artículo que llevo tiempo queriendo escribir. Un artículo sobre cómo hacer una reseña sincera, sobre la importancia de decir lo bueno y lo malo, sobre sentimientos heridos y sobre repercusiones.
Hacer una reseña sincera
Antes de empezar, solo quiero decir que no hay una motivación concreta para escribir este artículo. Tan solo es una reflexión acerca de la importancia que doy yo a una valoración sincera de una obra, frente a la dificultad que entraña hacer una reseña sincera.
Porque la sinceridad nos gusta a todos… salvo cuando nos toca ser su objetivo.
En un mundo ideal, hacer una reseña debería ser algo individual del reseñador. Un proceso de introspección, en el que la persona que ha leído un libro evalúa si le ha gustado y por qué. Sin importar quién ha escrito el libro, sin importar lo que haya hecho y sin importar lo que haya escrito.
O al menos así lo entiendo yo.
Hacer una reseña tendría que servir para avisar a futuros lectores de lo que se van a encontrar dentro del libro en cuestión. Y debería ser ese futuro lector el que, basándose en reseñas anteriores del reseñador, evalúe si sus opiniones caminan en la misma dirección o no.
No hay que olvidar que el hecho de que te guste un libro es subjetivo. Si no lo fuera, si todos creyéramos que 50 sombras de Grey es lo peor que se ha escrito nunca, E. L. James no se levantaría 10 millones de euros al año. 10.000.000 € / año, para que la cifra quede más clara (fuente tusalario.es).
Sin embargo, es lo que gana.
Eso quiere decir que hay millones de personas que leen 50 sombras, millones de personas a las que les gusta y miles de reseñas positivas de sus libros.
Y eso no es malo. Es el mundo real.
La dificultad de ser honesto
Al hacer una reseña, siempre tenemos tres caminos posibles:
- No hacerla.
- Decir las cosas tal y como nos vienen.
- Decir lo que se espera que digamos.
El tercer camino tiene el gran problema de que nuestra opinión quedará sesgada y dejaremos de ser reseñadores confiables. Y los lectores, que no son tontos, empezarán a notar que nuestras reseñas pierden carácter.
La decisión que separa al primer camino del segundo consiste solo en cuál es tu interés por enzarzarte en discusiones con escritores y otros lectores. Porque ser honesto al hacer una reseña puede tener consecuencias muy negativas para el reseñador y, obviamente, para el escritor en cuestión.
Es aquí donde llega la pregunta del millón.
¿Hasta dónde llega la libertad del reseñador?
Hay gente especializada en hacer reseñas destructivas, cargadas de mala leche con el único objetivo de sacudir el avispero. Gente que sabe que a día de hoy la polémica vende (y mucho) y que cualquier publicidad (buena o mala) les beneficia. O más bien, beneficia a sus cuentas. No sé yo en qué beneficiará a su imagen.
En esos casos, es fácil detectar que el reseñador quiere hacer una reseña para lograr ruido. Para que hablen de él, y sus visitas, sus likes y, por tanto, la posibilidad de ganar 1€ con su reseña, crezcan. Pero, ¿qué pasa con el resto de reseñadores? ¿Qué pasa con aquellas personas que, sin buscar el ruido fácil del insulto, leen un libro que no les gusta en absoluto?
Por una parte, tienen una obligación con su comunidad que les fuerza a hacer una reseña negativa. Por la otra, está la empatía con el escritor de ese libro. Aunque no te guste, aunque te parezca malo, lento o aburrido, sabes que detrás hay una persona que ha dedicado muchas horas de su vida a conseguir contar esa historia.
Hacer una reseña negativa, una sola reseña, no debería tener un impacto gigantesco en la vida de ese escritor. De hecho, esas reseñas negativas, lo digo como escritor, pueden ayudarte mucho a ver por dónde están fallando tus historias y cómo puedes conseguir que dejen de hacerlo.
Sin embargo, no todo el mundo se toma una reseña negativa con la misma filosofía. Igual que un reseñador puede hacer una reseña poniendo el libro por las nubes, y el de al lado hacer una reseña que lo deje por los suelos, hay escritores que reaccionan bien a una mala crítica y escritores que reaccionan fatal.
No es tanto cuánta libertad tienes al reseñar, sino hasta dónde estás dispuesto a llegar por hacer una reseña.
El peligro de las redes sociales
Todos hemos visto cómo una frase dicha en un momento y en un contexto se puede ir de madre, generando una bomba atómica en redes sociales días, semanas o años después.
Al hacer una reseña, nos estamos arriesgando a que sucedan cosas parecidas.
Quizá no tanto al hacer una reseña dentro de un blog, como este, y sí más al usar plataformas como GoodReads o Amazon. Plataformas en las que, además de tu opinión, añades una valoración en forma de nota que promedia con las demás para evaluar al escritor.
No es lo mismo decir aquí que un libro es malo, a decir en GoodReads que opinas que tal o cual historia merece un 1/5. El impacto de hacerlo allí, sobre todo con autores poco conocidos, es muchísimo mayor.
Esa estrella solitaria puede conseguir que hacer una reseña se convierta en una campaña de desprestigio hacia el autor y que este, o su círculo, inicien una campaña contra el reseñador.
Incluso esa reseña puede conseguir que si, como es mi caso, eres escritor y publicas, veas cómo las valoraciones de tus propios libros suben o bajan.
Y no lo digo por decir: son cosas que pasan.
¿Cómo puedes hacer una reseña sincera?
Honestamente: no puedes. O no puedes hacerla sin arriesgarte a la ira de alguien.
Está claro que hacer una reseña mala de Cixin Liu, que es chino, vive en china, escribe en chino y vende millones de libros, no te va a traer consecuencias. Pero hacer esa misma reseña poniendo un libro a caldo de un escritor que vive en el mismo sitio que tú, puede convertirse en una bola de nieve.
En estos años he visto cómo escritores internacionales reaccionaban positivamente a reseñas negativas y cómo escritores nacionales reaccionaban bastante mal a una reseña del mismo estilo. Y al revés. Pero siempre me ha preocupado menos escribir mal sobre alguien como Cixin Liu que sobre un autor español.
La distancia con el escritor es un factor a tener en cuenta, así como el idioma.
Otro tema muy importante es la cercanía de ese autor. Al fin y al cabo, son personas con las que se puede hablar y con las que yo, en muchos casos, intento hablar cuando termino de leer un libro suyo. Ya sabes, por las redes sociales, cómo son, cómo hablan y cómo actúan ante las críticas. Es la «ventaja» de las redes sociales.
Dicho de otra forma: todos sabemos que meterse con Pérez Reverte va a conllevar algún tipo de respuesta.
Sin embargo, hay otro factor esencial que nunca podremos controlar: los fans. Es cierto que si un autor es tranquilo, evita las polémicas y actúa de manera calmada con las críticas, su círculo de seguidores tiende a ser parecido. Pero eso no quita que un fan cabreado con una crítica no pueda iniciar una cruzada en tu contra. Algo muy en boga últimamente.
Son estos dos últimos factores los que hacen que la única pregunta que debe hacerse un reseñador que quiere hacer una reseña (mala) sincera es: ¿cuánta polémica quieres en tu vida?
¿Qué es lo que hago yo?
El hecho de que la polémica sea el único factor relevante, por encima de los lectores, por encima de la honestidad, por encima de los gustos de cada uno, me molesta sobremanera. Porque es un factor externo e incontrolable que puede volverse en tu contra sin darte cuenta.
Por eso, hace tiempo que adopté la postura de no puntuar más libros en GoodReads de autores españoles. De hecho, dediqué un buen rato a eliminar todas las que tenía. Dejé mi opinión escrita, sí, pero no las estrellitas.
En cuanto a hacer una reseña negativa… Todavía no me he encontrado con un caso de libro español (con esta nueva filosofía) que me haya disgustado tanto como para hacerle una mala reseña. Cada vez cuido más el escaso tiempo que tengo para leer y escojo con mucho cuidado mis lecturas.
Sin embargo, si algo tengo claro es que, cuando llegue el momento, optaré por mi camino número 1. Las malas reseñas de compañeros de profesión en español se quedarán guardadas a buen recaudo.
Quizá me estire y escriba un «no me ha gustado» en GoodReads, pero desde luego que no aparecerá en este blog.
La sinceridad tiene un coste muy alto hoy en día.
En definitiva
Hacer una reseña siempre tiene tres partes:
- Tú y lo que quieres decir
- Los que quieren leer lo que dices
- Aquellos que pueden reaccionar a lo que digas (los afectados directos e indirectos).
Cada uno debe hacer una valoración personal de cuál de esos 3 puntos considera más importante y actuar en consecuencia.
Yo, por mi parte, opto por hacer una reseña (todas disponibles aquí) de cualquier libro que leo de autores extranjeros y solo reseñas de libros españoles que me hayan gustado. Para las reseñas negativas de autores de pata negra, si las queréis, harán falta unas cañas y ninguna grabadora de por medio :P.
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