Tuve un profesor de matemáticas una vez que decía que nunca pondría un 10, porque la perfección, la concreción exacta de perfección, no existía. Bueno, no solo decía que nunca pondría un 10, es que nunca lo hacía. La nota máxima que podías sacar con él era 9,9. Doy fe.
En su pequeño coto de soberbia (porque, aunque fue uno de los mejores profesores de matemáticas que he tenido, era atleta con un buen palmarés, doctor en matemáticas y otro buen puñado de cosas, el hombre era soberbio), el mensaje encerraba una verdad difícil de ver. Difícil porque aprobar o discutir con él era muy difícil, porque no teníamos edad de ver más allá que la chulería de afirmar que nadie podía hacer el examen perfecto.
Sin embargo, si hay algo que he aprendido en esta vida, es que nadie tiene la respuesta perfecta. Nadie lo sabe todo de nada. Y los que afirman saberlo, normalmente no son los que más saben.
Puedes saber mucho de algo, puedes ser un experto en un tema, pero nunca puedes controlar todas las variables. Siempre hay algo que aprender, siempre hay algo en lo que mejorar y siempre hay alguien que puede demostrarlo.
Por eso, aunque cree algo de lo que esté satisfecho (sea una web, un texto, un negocio, un curso…), nunca me cerraré a escuchar una crítica constructiva. No es que desconfíe de mi solución, es que sé que siempre se podría mejorar.
A eso lo llamo yo ser coherente con uno mismo, con lo que sabe y deja de saber. Porque llamarlo humildad, no sé por qué, es algo que me suena negativo.
El caso es que a día de hoy, más en este país, existe un modelo de profesional que trabaja justo con la premisa contraria. Son los que yo llamo expertos en la desconfianza.
Su modus operandi es sencillo: como no pueden demostrarte que son mejores que tú, intentan hacerte creer que tú eres menos que ellos.
Los expertos en la desconfianza son los que, como no pueden demostrarte que son mejores que tú, intentan hacerte creer que eres menos que ellos. Share on XTienen un perfil parecido al del vendehumos: prometen mucho y se ofrecen como la única solución a tu problema, pero suelen ser menos inteligentes. Como no tienen herramientas para convencerte con hechos o casos de éxito, utilizan la técnica del derribo: tú no vales, tú trabajas mal, no tendrás éxito sin ellos…
Obviamente no lo expresan de esta forma, pero es fácil reconocerlos: sus comentarios nunca suman, siempre corrigen, siempre hacen ver que tú estás equivocado, pero ellos tienen la solución. Nunca te dirán «bien hecho», solo resaltarán tus fallos (o lo que ellos consideran fallos) y tus problemas y nunca te darán una solución. Solo te dirán que ellos pueden ayudarte.
Hace un tiempo, al volver a recibir un comentario negativo de una misma fuente, entré a revisar varios perfiles de «profesionales de la desconfianza» en los comentarios de una de mis webs y, efectivamente, me encontré con que todas sus contribuciones consistían en remarcar errores en mis textos o añadir puntualizaciones y correcciones.
Si detectas a uno, huye.
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